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Batman de Tim Burton: 25 años después

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 02/07/2014

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· Batman de Tim Burton cumple 25 años

Este 2014 supone el 25º aniversario del estreno de Batman (1989). El espectador actual, acostumbrado de forma regular a las adaptaciones cinematográficas del cómic, posiblemente no sepa reconocer la importancia de un film que ocupa un lugar merecidamente destacado en la historia del género.

25 años después de su estreno, Batman sigue siendo un recomendable film que redefinió la manera de adaptar los cómics al cine


A finales de los 80 hablar de Batman suponía para el espectador medio recordar la imagen infantil y paródica de la serie de televisión protagonizada por Adam West en la década de 1960. Entre medias, los cómics habían pasado página hacia una versión más madura gracias a autores como Dennis O'Neil, Neal Adams, Steve Englehart y Marshall Rogers, pero la inmensa mayoría del público seguía sin saberlo. El éxito de las obras de Frank Miller (El regreso del Caballero Oscuro) y Alan Moore (La Broma Asesina) fue el detonante para concretar una producción que devolviese al personaje el tono serio y trágico de su concepto original. Algo para lo que fue crucial la elección del realizador Tim Burton.

Un joven Tim Burton apostó por apartarse del tono camp del Batman televisivo y tomar como referencia enormes obras como El Regreso del Caballero Oscuro o La Broma Asesina


Pese a su corta experiencia, Burton había dado muestras de poseer un discurso muy personal tanto en lo argumental como en lo visual. Sin embargo, la película estaba enfocada como una gran superproducción al gusto de un público genérico masivo. La constante fricción entre arte y negocio fue lo que dio forma al film tanto en sus virtudes como en sus defectos.

A pesar del rechazo inicial de los fans, el Batman de Michael Keaton es un justiciero imparable e imponente


La elección de Michael Keaton como protagonista hizo correr ríos de tinta antes incluso del estreno. Ligado principalmente a la comedia, Keaton fue visto por muchos como una repetición del Batman de Adam West. Lo cierto es que Keaton entregó un hombre murciélago trágico, amenazador y de presencia imponente si bien su Bruce Wayne resulta mucho menos interesante y falto de carisma. Todo lo contrario que el Joker de Jack Nicholson. Actor con tendencia al exceso, el film encarrila a la perfección su energía dando como resultado un villano tan divertido como sádico, tan chistoso como peligroso que, en más de un momento, le roba el protagonismo al héroe. Kim Basinger, actriz de belleza despampanante, logra aportar cierta personalidad a una Vicky Vale que sobre el papel no pasa de mero florero. Por su parte, Michael Gough aprovecha sus escasas escenas para componer un Alfred paternal pero dueño de una afilada ironía. Desgraciadamente personajes tan fundamentales como el comisario Gordon o Harvey Dent adolecen de una grave falta de personalidad y carecen de repercusión. Que los fans ni siquiera se sorprendiesen de que un actor de raza negra (Billy Dee Williams) encarnase al futuro Dos Caras da una idea de su irrelevancia en el film.

Por supuesto, el Joker de Jack Nicholson es la indiscutible estrella de la función


El guión de Sam Hamm logró desterrar la caricatura amable de la serie televisiva y devolver al personaje a su concepto original de justiciero pulp, tomando como base los trabajos de Miller y Moore. Burton incluyó alusiones directas a estos como la mención a la isla de Corto Maltese, la relación de opuestos entre Batman y el Joker, la transformación de este último o la puesta en escena del asesinato de los padres de Bruce Wayne. Sin embargo los intentos de profundizar en la turbulenta psicología del personaje se quedan en mera superficie, siendo percibidos más por lo que se dice en los diálogos que por lo que puede verse en pantalla. Además, desconfiando de la capacidad del espectador, convierte al Joker en el asesino de los Wayne dándole un innecesario cierre al arco dramático del protagonista. Las continuas reescrituras durante el rodaje son los responsables de estos fallos conceptuales así como de algunos agujeros en la trama (en palabras del propio Nicholson: “¿Por qué mi personaje sube al campanario?”).

Kim Basinger hace lo que puede como partenaire del héroe a pesar de que su papel no pasa de mero florero (precioso florero, eso sí)


Por suerte tales problemas son compensados por virtudes como la solida puesta en escena de Burton, mucho más discreta visualmente de lo habitual -seguramente debido al control de los productores-; la icónica banda sonora de Danny Elfman, que eleva la intensidad de numerosas escenas; o el excelente diseño de producción obra del fallecido Anton Furst, que entrega una Gotham fantástica pero verosímil. Una urbe retrofuturista pero funcional cuyo diseño acabó siendo adoptado por la propia DC para sus cómics.

Los diseños retrofuturistas de Anton Furst para la Gotham fílmica terminaron siendo adoptados por DC para sus cómics


Abrumador éxito de taquilla y centro de un fenómeno cultural sin precedentes -la batmanía-, Batman (1989) aportó solidez y prestigio a las adaptaciones cinematográficas basadas en cómics, cambió la forma en que los estudios planificaban las grandes superproducciones de entretenimiento y su comercialización, dio pie a una irregular saga fílmica y a interesantes derivados (Batman: the Animated Series) y sentó varios precedentes creativos que empezarían a ser explotados a partir del nuevo milenio. Muy pocas películas pueden presumir de ello y mantener su solidez veinticinco años después.


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