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La Atalaya del Vigía Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
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Fredric Wertham: El hombre que (casi) mato al cómic (I)

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 17/09/2014
La Atalaya del Vigía

Lex Luthor, Cráneo Rojo, el Dr. Muerte, Ra's Al Ghul, Thanos, Darkseid… villanos emblemáticos a los que hemos visto en multitud de ocasiones intentar destruir al superhéroe de turno y moldear el mundo conforme a sus dictados. Pero todos ellos son meros aficionados en comparación con el doctor Fredic Wertham, el hombre que más daño ha hecho a los héroes de las viñetas. Una amenaza que sacudió el cómic USA como nada lo había hecho antes (ni después) y cuyas heridas tardaron décadas en curarse.

2014 supone el 60º aniversario de la publicación de La seducción del Inocente, polémico ensayo donde este doctor en psiquiatría estableció una relación directa entre los cómics y elementos como la violencia, el consumo de drogas, prácticas sexuales y toda clase de perversiones destinadas a fomentar conductas indeseables en los niños. Previamente, Wertham se había ganado una reputación como experto psiquiatra infantil gracias a su trabajo en casos como juicio del famoso asesino en serie Albert Fish, estableciendo ya en aquel momento un vínculo entre las atrocidades cometidas por este último y su afición a la literatura fantástica. Asimismo, los EE.UU. eran presa en aquel momento de una ferviente paranoia anticomunista. Un clima de alarma que estableció la creencia generalizada de que muchos medios de comunicación y entretenimiento estaban siendo utilizados para manipular las mentes de la población con mensajes perversos.

Fredic Wertham y su polémico libro la Seducción del Inocente se convirtieron en el peor enemigo y mayor amenaza para la supervivencia del cómic



Esta combinación de factores hizo que La seducción del Inocente cayese como una bomba entre la opinión pública estadounidense, cambiando –para mal- su percepción del cómic como medio. Un medio que la mayoría desconocía y/o despreciaba como algo puramente infantil. Basándose en un supuestamente riguroso análisis de las publicaciones de la época, Wertham elaboró un discurso donde denunciaba como los cómics incitaban a niños y adolescentes a poner en práctica comportamientos socialmente censurables cuando no directamente criminales. Así, cómics policiacos y de terror como Historias de la Cripta o Crime SuspenStories –editados por la editorial EC- incitaban a la delincuencia, mientras que cabeceras románticas como Frontier Romances y True Love Problems fomentaban a la prostitución infantil (sic). Los superhéroes tampoco se libraron, acusando a Batman y Robin de fomentar la homosexualidad, a Wonder Woman de vehículo para fantasías masoquistas y apología del lesbianismo o a Superman de ser un icono fascista, antiamericano y transexual (¿?).

Los superhéroes tampoco escaparon a las ansías destructivas y estúpidas ideas de Wertham


El revuelo provocado entre la población motivó una investigación por parte del senado de los EE.UU. Esta culminó con la creación del Comics Code Authority (CCA), un organismo de control y censura supervisado por la Asociación de Revistas de Cómic de América (ACMP en inglés). Toda publicación dentro de la industria debía llevar un sello de aprobación, para lo que tenía que pasar previamente por un filtro de contenidos. En caso de no hacerlo, debía ser reescrito y/o redibujado so pena de no poder comercializarse por los cauces editoriales autorizados.

La polémica creada por Wertham llevó a la creación del organismo regulador Comics Code


Sus directrices afectaban a cualquier falta de respeto hacia figuras de autoridad (policías, jueces, cargos electos…), imágenes de violencia explicita y/o de posible interpretación sexual, uso de criaturas monstruosas como vampiros y hombres lobo –en cierta ocasión el guionista Marv Wolfman padeció la risible situación de ver como una de sus historias era censurada… ¡Por el significado de su apellido! (sic)-. Poco después la prohibición se extendió a contenidos relacionados con drogas u homosexualidad. Incluso el simple uso de palabras como “Horror” y “Crimen” podían ser motivo de censura. La madurez del cómic como medio acababa de ser detenida en seco y su creatividad había sido mutilada de forma irremediable de cara a los años posteriores. Pero sobre eso seguiremos en la próxima Atalaya.


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