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Wonder Woman: Nuevas crónicas amazonas

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 04/03/2015
La Atalaya del Vigía
AVISO: Éste artículo contiene posibles spoilers. En él se revelan aspectos argumentales que el lector podría preferir descubir por sí mismo.

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Los tres años de relanzamiento del universo DC han dejado un balance con más bajas que altas a nivel creativo. Tantas que podría preguntarse si, ruido mediático aparte, semejante maniobra era necesaria. Pero en el caso concreto de Wonder Woman el reinicio supuso para la Princesa Amazona una época dorada como no había conocido desde su relanzamiento a manos de George Pérez tres décadas atrás.

Muchos se mostraron escépticos cuando DC anunció a Brian Azzarello como nuevo guionista de la Amazona... ¡¡¡No podíamos estar más equivocados!!!


Pese a su importancia en el panteón DC y a sólidas etapas como la firmada por Greg Rucka, en los últimos años el personaje había caído en la rutina. El intento de renovación a manos de J.M. Straczynski acabó frustrado por la propia editorial. Cuando se anunció que Brian Azzarello iba a hacerse cargo de Diana, muchos –incluido un servidor- levantaron la ceja incrédulos, a sabiendas del desigual nivel del escritor en el cómic de superhéroes puro y duro. Una previsión claramente errónea, pues la recién concluida etapa sitúa al creador de 100 balas como uno de los mejores cronistas de la superheroína. Y también como responsable de uno de los cómics USA más interesantes del panorama actual.

Azzarello reinventó los orígenes de Wonder Woman en una etapa que redefinió por completo y de manera brillante al personaje


Azzarello comenzó su labor alterando drásticamente el origen del personaje. El conocido hasta la fecha -su creación a partir del barro por la magia divina- se descubría como una farsa: Diana -y con ella los lectores- descubría que era fruto de una relación entre su madre Hipólita y el mismísimo Zeus. Asimismo, la visión del guionista sobre la sociedad amazona resultaba mucho más cruda -véase su método para peculiar método de procreación- y en sintonía con la mitología clásica. Azzarello utilizó ese nuevo status quo para redefinir a su protagonista, haciéndola mucho más aguerrida y dándole un nuevo sentido a su relación con Hera, Apolo, Hermes y demás seres mitológicos.

En el centro de la trama encontramos a Zola, madre del último hijo de Zeus, y su bebé que la heroína deberá defender de siniestras fuerzas que buscan su muerte


Tan importante revelación se producía en el curso de una historia donde Diana debía defender a Zola, una humana embarazada de otro de los retoños de Zeus, los cuales serán el motor de la historia. Recién finalizada, la etapa de Azzarello se muestra como una única historia perfectamente medida de principio a fin. Tomando como referencia los mitos griegos antes que el género de superhéroes, manejando la intriga con la habilidad de sus mejores trabajos de serie negra y reinventando la mitología en contraste con el mundo moderno, Azarello elaboró una gran trama que empuja a Diana a asumir el manto de nueva Diosa de la Guerra. En su camino se encuentran la ambición de Apolo, nuevo rey del Olimpo en sustitución un misteriosamente desaparecido Zeus, y la amenaza del Primogénito, primero de los muchos hijos ilegítimos del citado padre divino y que desea reclamar para sí el trono. Alianzas, traiciones y complots a medio camino entre Homero y Los Soprano con un plantel de secundarios -Casandra, Artemisa, Ares, Zola y su bebe Zeke- de cuya interacción el guionista saca oro puro, haciéndola tan importante como las escenas de acción.

El arte de Cliff Chiang se convierte en otro de los puntos vitales para el éxito de este título


Pero el resultado difícilmente sería tan redondo sin Cliff Chiang al dibujo. Ilustrador de la línea clara, su dibujo resulta engañosamente sencillo, con una paleta de colores suaves que contrasta con el tono a ratos salvaje y sombrío del argumento. El agradable acabado de sus figuras y el dinámico storytelling de sus páginas hacen que la narración entre sola por los ojos, con un resultado que puede medirse sin problemas con el de otros colaboradores gráficos del guionista como Eduardo Risso. Mención aparte merece su rediseño estético de los personajes, potenciando esa combinación entre mitología y modernidad presente en el guión. Afortunadamente sus ocasionales sustitutos -Tony Akins, Goran Sudžuka- comparten su mismo estilo, aportando una agradecida homogeneidad grafica a la cabecera.

El universo tradicional DC no desapareció por completo de un título tan marcadamente mitológico gracias a la incorporación de personajes como Orión


Pese a formar parte del nuevo universo DC –como demuestra el inteligente uso en la trama de Orión y los Nuevos Dioses de Jack Kirby-, la presente etapa funciona de forma independiente, sin que las andanzas de la nueva Wonder Woman en series como La liga de la justicia y Superman/Wonder Woman incidan lo más mínimo en la serie. Incluso números especiales surgidos de eventos editoriales como el #0 y el #23.2 forman parte de esa trama que concluye en el #35, con un revelador giro sobre Zola y su bebé que supone un cierre redondo. Azarello y Chiang renuevan así a Diana de cara a los próximos años, dejándonos con la incertidumbre de si sus sucesores sabrán estar a la altura de sus hallazgos.


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