Hellblazer: Jamie Delano #2

ECC continúa la publicación de la etapa iniciática de John Constantine

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La magnífica edición que ECC está dedicando a uno de los pilares fundamentales del cómic adulto se ha convertido en una de las citas ineludibles del panorama comiquero de nuestro país. Gracias al esfuerzo de la editorial, los lectores pueden disfrutar por primera vez de la colección en un formato único y digno que nos permite descubrir la evolución del título desde sus comienzos. Por supuesto, en una serie de las características de Hellblazer – paradigma máximo de las posibilidades formales, culturales y sociales del cómic -, esta evolución venía fuertemente marcada por cada una de las inigualables voces que se encargaron de guionizar las cruentas andanzas de nuestro bastardo investigador de lo oculto preferido.


Como en la mayoría de las series Vértigo que han sobrevivido al examen del tiempo y permanecen entre las lecturas obligatorias de cualquier aficionado al medio -y entre las que destacan obras como Sandman, Shade, Los Invisibles, Predicador, Animal Man o Transmetropolitan-, lo más relevante de sus viñetas suelen ser esos rabiosos guiones que esconden una visión real de nuestro tiempo tras una pátina de escalofriantes demonios, posesiones infernales, tecnologías imposibles y abyecta magia. Esta afirmación nunca fue más verdadera como en la primera etapa de la colección con un Jamie Delano al frente dispuesto a no dejar títere con cabeza en su retrato de una sociedad británica empobrecida y esclavizada por una clase política capaz de cualquier villanía para mantener su estatus de poder y riquezas.

De máquinas del miedo y asesinos en serie

Tras el primer año como guionista de la colección, Delano toma la decisión de embarcarse en la que sería la primera macrosaga del título con una historia llamada La Máquina del Miedo, que tomaba los referentes de las filosofías new age imperantes en la época para desarrollar una historia en la que una siniestra sociedad masónica secreta decidía crear un mecanismo diabólico para controlar los terrores del mundo y, con ellos, a la humanidad.

La excesiva extensión del planteamiento resta algo de fuerza al resultado final de esta etapa que mezcla el poder mágico de la feminidad, las llamadas Líneas Ley que sirven de autopistas a las fuerzas mágicas de nuestro mundo, la más rabiosa crítica a las fuerzas del orden y los estamentos políticos y las proyecciones astrales, pero que se convierte en un salvaje ejemplo de los objetivos de Delano en su período como escritor de Constantine.


El guionista recupera en esta saga a Zed, a la que creíamos muerta tras el volumen anterior, como una verdadera fuerza de la naturaleza con mucho que decir acerca del futuro de la humanidad, e introduce a un nuevo microcosmos de secundarios entre los que destacan Marj, que serviría de interés romántico a nuestro protagonista si el Constantine de Delano fuera capaz de amar a alguien aparte de sí mismo, y Mercury, una niña que esconde en su interior increíbles poderes que la convierten en el objetivo de la sociedad secreta y, más tarde, en motor de los planes mágicos de Zed.


La otra gran saga que encontramos en este volumen lleva por nombre Hombre de Familia y, como suele ocurrir con algunas de las mejores propuestas de Hellblazer, olvida el horror sobrenatural para sumergirnos en una aterradora historia protagonizada por un asesino que mata a familias enteras y que lleva en activo decenas de años. Constantine se cruzará con él debido a un antiguo conocido dando comienzo a un juego del gato y el ratón que llevará a nuestro protagonista a sufrir una pérdida familiar que le perseguirá el resto de sus días.

Cruces sobrenaturales y convenciones mortales

Ha querido ECC incorporar en este volumen de su edición de la serie los números encargados a dos increíbles guionistas curtidos en el sello adulto DC: Grant Morrison y Neil Gaiman. Los dos números realizados por Morrison sirven de complemento perfecto a los objetivos de Delano para su protagonista. El escritor de Glasgow siempre ha sentido una predilección por las narraciones que sumergen a sus personajes en los más oscuros e insondables rincones de la locura y la perdición. De esta manera, llevara a Constantine a un pueblo perdido de la Inglaterra más profunda para enfrentarlo al maquiavélico plan de un científico dispuesto a cualquier cosa por experimentar con el control mental de los habitantes del lugar.


El opresivo arte de David Lloyd nos va transportando de forma inexorable a ese funesto destino que aguarda a todos los que pueblan este lugar maldito, condenado al olvido y arrastrado a la locura tanto por el villano de la función como por el gobierno que ha dejado de prestar atención a sus ciudadanos más desfavorecidos.

Tras esta saga, Neil Gaiman y Dave McKean nos presentarían una versión radicalmente opuesta de Constantine en la celebrada Abrázame, historia de corte intimista que se ha convertido por méritos propios en una de las propuestas ineludibles del título. Gaiman hace lo que mejor sabe hacer y nos lanza un brutal relato de realismo mágico que quedará con el lector para siempre.


Cabe destacar también las conexiones que esta serie y Sandman compartieron en sus primeros tiempos y que, aunque sólo sea por curiosidad, nos permitirá revisitar las sagas iniciáticas del título de Morfeo. De esta manera, en el sexto episodio de La Máquina del Miedo, veremos los momentos finales de ese encuentro entre Morfeo y nuestro protagonista tras devolver al Señor de los Sueños su bolsa de arena robada por Burgess. Además, la invitación del Hombre de Familia a cierta extraña convención que caerá en manos de Constantine nos transportará directamente a Casa de Muñecas, segunda saga de Sandman en la que el asesino se convertía en la más importante ausencia del evento debido al resultado de su enfrentamiento con el investigador de lo paranormal.