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Doctor Extraño: Bajo el hechizo de Stern

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 20/09/2016
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Personaje de culto desde su aparición a manos de Stan Lee y Steve Ditko en Strange Tales #110 (1963), el Doctor Extraño ha gozado de una trayectoria errática llena de cancelaciones pero también de etapas de gran interés. El trabajo de Lee y Ditko definió argumental y visualmente al personaje y sus historias dándoles una personalidad única dentro del universo Marvel. Y durante los años siguientes autores como Roy Thomas, Steve Englehart, Gene Colan y el infravalorado Frank Brunner aportaron historias de gran calidad. Pero los continuos cambio de autores y la escasa proyección comercial del personaje –su serie llegó a tener periodicidad bimestral- lastraban su devenir editorial. Todo cambió cuando en la década de los ochenta la cabecera cayó en manos de Roger Stern.


Autor de algunas de las etapas más memorables de Spiderman y Los Vengadores, Stern se hizo con las riendas de la serie del Hechicero Supremo en el #47 USA. En realidad era la segunda ocasión en que lo hacía, pues uno de sus primeros trabajos en Marvel habían sido diez números de la serie años atrás. Pero aquella pequeña estancia, con un Stern primerizo y demasiado apegado el género superheroico –género al que realmente el personaje no pertenece pese a su recurrente presencia dentro del mismo- apenas hacía presagiar la excelencia de esta segunda etapa. De forma similar a lo que Frank Miller y Walter Simonson estaban haciendo con Daredevil y Thor, Stern volvió a la esencia original del personaje, modernizando sus formas y llevando su esencia a cotas mayores. Y la clave de todo ello era el propio personaje de Stephen Strange.


Por primera vez en años de aventuras en mundos alucinógenos, criaturas terroríficas y magia metafísica los guiones decidían darle importancia a la vida privada del portador del Ojo de Agamotto. La acción, la fantasía y la aventura continuaban presentes, pero en sus historias Stern otorgaba idéntico peso al sentir y padecer del propio Extraño, logrando que ambos aspectos se retroalimentasen sin problemas. Así, argumentos como un viaje en el tiempo a la II Guerra Mundial, donde Extraño recaba la ayuda de un joven Nick Furia y sus Comandos Aulladores para impedir la invocación de Dormammu a manos de los nazis (#50-51) o el inesperado concurso de problemáticos aspirantes a alumnos del Hechicero Supremo (#57-58) se daban la mano con historias tan introspectivas como Solo (#54) donde el protagonista rememora su relación con su amante y alumna Clea y Haber Amado y Perdido (#55), donde un deprimido Extraño debe superar la ruptura con la citada Clea antes de que el demonio D´Spayre destruya su cordura.


Con un ojo puesto en la continuidad y otro enfocado en su renovación, Stern utilizó personajes clásicos de la cabecera como el Barón Mordo, Pesadilla, Dormammu o su hermana Umar, alternándolos con incorporaciones como la asistente de Extraño Sara Wolfe y la escritora Morgana Blessing, que se convertiría en uno de los vértices de un involuntario triangulo entre el protagonista y Clea. Precisamente esta última y su tirante relación con el protagonista acabaron por convertirse en el hilo conductor de toda la etapa de Stern, que culminaba con una suerte de trilogía (#71-73) donde Extraño viaja a la Dimensión Oscura para reencontrarse con Clea y ayudarla en su papel de líder de la rebelión contra los tiranos Dormammu y Umar. Un épico enfrentamiento plagado de combates mágicos, secretos familiares y escenarios fantásticos que servía de espectacular colofón de una etapa que no ocultaba su pertenencia a la continuidad colectiva de Marvel, llevándose esta a su terreno con historias como la involuntaria participación de Extraño en el encuentro entre los 4 Fantásticos y Rama-Tut (#56) revisitando un antiguo número de los 4F de Lee y Jack Kirby. O la saga del enfrentamiento contra Drácula (#59-62) que recuperaba tramas y personajes de serie La Tumba de Drácula dándoles una suerte de conclusión definitiva. Mención aparte, por su destacado formato y su calidad, merece el especial Dr. Extraño/Dr. Muerte: Triunfo y Tormento, dibujado por un pletórico Mike Mignola y del que ya hablamos largo y tendido.


Hablando de apartado gráfico, la selección de dibujantes con los que Stern contó para ilustrar sus guiones merece un aparte. Veteranos tan completos como Marshall Rogers y Steve Leialohia se alternaban con nuevos talentos a un paso del estrellato como Paul Smith y Brent Anderson, acompañados por puntuales colaboraciones de ilustradores desgraciadamente poco prolíficos como Michael Golden, Dan Green y Kevin Nowlan. A pesar de los continuos cambios en el apartado gráfico el nivel de la etapa resulta notablemente alto y la astucia de los editores para asignar números y/o sagas concretas a cada uno deviene en un estupendo festín visual que equilibra la espectacularidad estética con su servicio a la trama.


Tras el paso de Stern, Extraño volvió a su habitual vagabundeo editorial, perdiendo y ganando alternativamente serie propia y asumiendo una posición de secundario de lujo que periódicamente logra arañar momentos de protagonismo, alternando tramas del montón con obras de brillantez. A falta de ver cuánto puede dar de sí en calidad y longevidad la incipiente etapa de Jason Aaron, tanto fans como recién llegados atraídos por el actual estatus de estrella cinematográfica del personaje harían bien en no dejar pasar la completa y lujosa edición en tomo que Panini dedica a esta fundamental etapa.


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