Animal Man de Grant Morison Libro 3: Deus ex Machina

Cuando un cómic se convierte en Obra Maestra

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Como adelantaba en la crítica del segundo volumen de la serie, la brillante conclusión que el guionista nos tenía reservada para su estancia en la serie no fue producto de la casualidad y sí de una genial planificación que incluía uno de los mejores finales jamás escrito, demostrando a la crítica que Grant Morrison iba a ser un nombre a tener en cuenta, y a un joven lector de apenas 15 años que todo puede suceder cuando hablamos del noveno arte y que, desde ese momento, iba a ser imposible prescindir de esta forma de entretenimiento en su vida.


El tomo se abre con la entrega 18 de la serie, en el que Buddy se enfrenta al Amo de los Espejos, uno de los villanos recurrentes de Flash que, en este caso, ha aceptado cambiar de némesis para cobrar la jugosa recompensa que se ofrece por acabar con la vida de Animal Man. La resolución del número incluye la destrucción de un gigantesco espejo que nuestro protagonista arroja al cubo de basura acompañado de su mujer, mientras le dice: “Siete años de mala suerte”, escena que es observada por alguien que se oculta. A continuación se intercalan historias de menor escala, que incluyen sin embargo misteriosas visitas a Maxine, la hija pequeña de los Baker, de un personaje inmerso en las sombras o cómo el hijo mayor recibe un misterioso mensaje (Cliff 9 27) mientras juega a la ouija con sus amigos. Tras esto, recibiremos la visita de James Highwater, a quien Buddy acompañará al desierto para recibir al fin las respuestas que tanto buscaba sobre su origen, su lugar en el universo e incluso, la plena consciencia de que hay lectores al otro lado de las páginas. Su regreso a casa nos deja uno de los finales más impactantes jamás escritos, ya que descubrirá a su mujer y a sus hijos asesinados en el suelo de la cocina, lo que desencadenará toda serie de acontecimientos que lleven hasta el final del tomo.


En primer lugar, Morrison es capaz de dedicar un número entero a lidiar con las consecuencias de lo que acaba de pasar. Pero no me refiero al superhéroe que busca venganza, sino al hombre que acaba de perder a su familia de forma tan salvaje. La expresión del rostro de Buddy, ayudado por sus vecinos, con la mirada perdida, incapaz de asumir lo que acaba de suceder, que reproducimos aquí a lápiz, es una de las pruebas de que nos encontramos ante un cómic diferente a los demás. A continuación, vendrá la tan deseada venganza y, sobre todo, el plan de Buddy por poner remedio a lo que ha sucedido que implicará sus desesperados intentos por viajar en el tiempo y avisarles de lo que va a sucederles, que por fin explicará las misteriosas visitas recibidas por la familia Baker, revisitando las escenas del espejo roto, la Ouija o el encuentro que el propio Animal Man tuvo algunos números atrás.


Además de permitir al lector maravillarse con la forma en la que todo cuadra ante nuestros atónitos ojos, Morrison aún tiene reservado una pequeña sorpresa para el final. Incapaz de solucionar por sus medios lo sucedido, Buddy recurre al propio guionista para pedirle explicaciones, convirtiéndose este de forma involuntaria en el coprotagonista de la última entrega. La conversación que personaje y guionista mantienen resulta sencillamente perfecta y la resolución final de la historia que Morrison nos ha contado en 26 entregas nos deja con la sensación de una obra redonda, profunda y muy bien contada. Aprovechando la oportunidad que ECC nos ha regalado con la nueva edición, la relectura de la serie me demuestra que ha envejecido estupendamente, que tiene capas y más capas que es una delicia descubrir, y que la decisión de aquel joven de seguir leyendo cómics sigue hoy con la misma pasión de antaño.