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Providence: Alan Moore y la llamada de Lovecraft

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 09/11/2016
La Atalaya del Vigía

La publicación de Providence supone la culminación de una larga, dispersa e interesante relación de Alan Moore con la obra de H.P. Lovecraft y su ciclo literario bautizado como Los Mitos de Cthulhu. Y por si la fusión entre el talento del barbudo guionista británico y la alucinada mitología ideada por el escritor norteamericano no fuese lo bastante interesante por sí sola, las primeras entregas de la serie dan a entender que nos encontramos ante una de las propuestas más ambiciosas del Moore más reciente. Puede que la última de confirmarse su decisión de abandonar el cómic. Razones más que suficientes para detenernos en examinar sus características y el peculiar proceso creativo que ha llevado a su creación.

Siendo puntillosos la influencia Lovecraft en el trabajo de Moore puede encontrase ya en su emblemática etapa de La Cosa del Pantano. Asimismo ha jugado un papel progresivamente creciente en sus historias de La Liga de los Caballeros Extraordinarios –de hecho, el especial Nemo: Corazón de Hielo suponía una suerte de secuela de En las Montañas de la Locura-. Pero la génesis de Providence se encuentra en un encargo que Moore recibió a mediados de los noventa para la creación de una antología literaria de homenaje a la obra de Lovecraft. Moore escribiría un relato titulado The Courtyard, una historia policiaca sobre un agente federal encubierto implicado en una trama de narcotráfico y sectas relacionada con los mitos de Cthulhu.


En 2003 Avatar Press recuperó dicho relato mediante una adaptación al cómic en blanco y negro a cargo de Anthony Jonston y Jacen Burrows. Pese a sus humildes virtudes cosechó el suficiente éxito como para conocer varias reediciones en los años siguientes, haciéndo inevitable que los editores se planteasen una secuela. En 2011 el propio Moore dio luz a la misma con Neonomicon, miniserie de cuatro entregas también dibujada por Burrows que sorprendió a propios y extraños por su peculiar visión de la obra de Lovecraft: inspirándose en el relato La Sombra sobre Innsmouth, el guionista añadió al resultado elementos de sadismo y sexualidad explícitos que provocaron polémica por su visceralidad. Y aunque Moore declarase que se trataba de un simple encargo para liquidar sus deudas con el fisco, lo cierto es que en su mente empezó a arraigar la semilla de una nueva historia, mucho más ambiciosa y próxima a los relatos originales tanto por su ambientación como por sus amplias y documentadas referencias a la vida y obra de escritor.


Planteada como una serie de doce entregas, Providence tiene como protagonista a Robert Black, un periodista embarcado en una investigación con vistas a la escritura de una novela sobre la cara oculta de los EE.UU. Ambientada en 1919, con el mundo aún recuperándose de las consecuencias de la Iª Guerra Mundial y a las puertas de la Gran Depresión, Black emprende un viaje por la Norteamérica profunda donde la ciencia, el progreso y el liberalismo se encuentran en lucha con la superstición, la tradición y la moralidad más retrograda. Durante ese viaje Black busca un misterioso tomo llamado El Libro de la Sabiduría de las Estrellas –sosias del Necronomicon- mientras va encontrándose con personajes y situaciones que el lector veterano reconocerá como alter egos apenas disimulados de los protagonistas y eventos de relatos como Aire Frío, El horror de Red Hook, El Horror de Dunwich, Los Sueños en la Casa de la Bruja, El que Acecha en el Umbral, El Modelo de Pickman o La Llave de Plata entre otros. Pero lejos de limitarse a firmar una mera adaptación libre de dichos relatos, Moore prefiere utilizarlos como trampolín para realizar una reflexión sobre el peculiar universo de pesadilla de Lovecraft y como este se conecta con las circunstancias personales y sociales del autor y su época, ahondando en temas latentes en su prosa como el racismo, la homofobia o la represión sexual.


Con un claro tono de metaficción –además de conexiones con The Courtyard y Neonomicon el propio Lovecraft llega a aparecer como personaje dentro de la historia-, Providence es una serie que exige a su lector, requiriendo un cierto conocimiento previo de la obra del ciclo literario de Cthulhu para poder detectar las numerosas referencias al mismo en forma de sutiles detalles que podrían pasar desapercibidos para el neófito. Una densidad argumental apoyada en cada capítulo por textos en prosa a modo de diario manuscrito del protagonista. Providence recupera así al Moore más ambicioso y rompedor que, desgraciadamente, tiene que lidiar con el limitado talento gráfico de Jacen Burrows. Ilustrador competente y de narrativa sencilla, es sin embargo incapaz de materializar la atmósfera y detalle requeridos por el argumento, con una planificación casi mecánica –paginas de cuatro viñetas panorámica- donde el dinamismo entre viñetas parecen provenir más de las indicaciones específicas del guión que de la aportación concreta del ilustrador. Da grima pensar en lo que otros colaboradores gráficos habituales del guionista de Northampton podrían haber sacado de semejante material.


Un mal menor que afortunadamente no empaña demasiado un trabajo que, en el momento de escribir estas líneas, aún carece de una conclusión que permita juzgarlo de forma adecuada. Lo publicado hasta ahora invita no obstante a no dejar escapar a este extraño retoño fruto de la colaboración indirecta entre dos grandes talentos de la escritura.

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