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James Bond: Viñetas para el siglo XXI

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 22/11/2016
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Arquetipo por excelencia del género de espionaje e icono de la cultura pop mundial, James Bond vuelve al mundo de las viñetas con la publicación por parte de Panini de su nueva serie editada por Dynamite Entertainment. Un retorno que pone fin a dos décadas de silencio desde su última incursión oficial en un medio en el que ha desarrollado una larga, irregular e interesante trayectoria previa. En esta ocasión Bond viene apadrinado por la firma de Warren Ellis, autor que parece hecho a medida para escribir las aventuras del personaje recuperando la esencia original del mismo sin renunciar a sus aspectos más espinosos.


Conviene aclarar que esta nueva serie nace a partir de los derechos cedidos por los herederos de Ian Fleming y no como un producto derivado de su popular versión cinematográfica. Una diferencia que puede parecer baladí pero que implica notables diferencias de tono y estilo a la hora de retratar el carácter de 007 y sus acciones. Así, Ellis traslada la acción al presente en lugar de mantener la cronología original, situada en plena Guerra Fría durante los años 50-60. Pero su Bond resulta mucho más cínico, frío, brutal y carente de escrúpulos que sus encarnaciones fílmicas. Con un enfoque que curiosamente recuerda tanto a la obra de Fleming como a la suya propia, la versión de Ellis subraya el hecho de que bajo todo ese carisma, lujo, glamour y poder de seducción, Bond no deja de ser un implacable sicario que trabaja como brazo ejecutor de los intereses de una Gran Bretaña que sigue aferrándose a un estatus de imperio global que se desvaneció hace mucho.


Otro aspecto que marca las distancias frente al celuloide es la práctica ausencia de gadgets fantásticos. Ellis y su ferviente interés por los avances tecnológicos y sus aplicaciones no puede evitar dejar ciertas pinceladas fantásticas (prótesis cibernéticas, virus de diseño). Pero su narración se circunscribe en todo momento a un tono realista y marcado con la geopolítica actual. Sin embargo, y pese a todo lo anterior, el guión no puede resistirse a dejar ciertos guiños al Bond cinematográfico, como ese trepidante prólogo casi mudo que abre el primer número a modo de secuencia pre-créditos. O que la nueva Miss Moneypenny recuerde por su carácter decidido y su raza negra a la encarnada actualmente por Naomie Harris.


Ese retorno argumental a las esencias básicas se prolonga en el apartado gráfico, donde el dibujante Jason Masters (Escuadrón Suicida) obvia cualquier parecido y/o guiño a los actores que han prestado rostro a Bond a lo largo de los años. El 007 de Masters prefiere recurrir al diseño gráfico encargado por el propio Fleming cuando, cinco décadas atrás, sus relatos fueron adaptados en forma de tiras de prensa. Algo que irónicamente aporta novedad a la hora de visualizar esta nueva versión del protagonista, incluyendo incluso detalles obviados por el cine como la característica cicatriz que Bond luce sobre su mejilla derecha. En simbiosis perfecta con el guión de Ellis el apartado gráfico tiene oportunidad de brillar mediante escenas de acción puramente visuales, como ese tiroteo en la base del villano a modo de plano secuencia donde se visualiza el impacto de las balas sobre los enemigos a modo de escáner.


VARGR, el arco argumental que da inicio a la cabecera, lleva a Bond a Finlandia, Berlín, Londres y Noruega en una trama relacionada con el tráfico de drogas internacional y el fantasma de la Guerra de los Balcanes como telón de fondo. Una trama que Ellis continua con Eidolon, donde recrea a la emblemática organización criminal E.S.P.E.C.T.R.A. en la línea de las actuales organizaciones terroristas subversivas y sus maniobras para infiltrarse en el sistema político y financiero internacional. Tras dicha historia, Ellis ha delegado la escritura del tercer arco –Hammerhead- en las capaces manos de Andy Diggle (Los Perdedores), quien enfrenta a Bond con Kraken, un terrorista antisistema con planes para hacerse con el arsenal nuclear británico.


Mientras se decide el futuro de la serie regular –con el más que posible regreso de Ellis en un futuro-, las buenas críticas cosechadas han dado pie a que Dynamite haya decidió ampliar su oferta relacionada con el personaje mediante proyectos paralelos como nuevas adaptaciones de las novelas de Fleming –con Casino Royale a cargo de Van Jensen (Flash) y Matthew Southworth (Stumptown) recién publicada en EE.UU.- e incluso un spin off sobre Felix Leiter, el inseparable colega norteamericano de Bond, firmado por James Robinson y Aaron Campbell. A falta de ver la evolución de la franquicia para poder juzgarla adecuadamente, la nueva andadura de Bond en el mundo del cómic parece tener todo lo necesario para aportar una siempre agradecida frescura a un personaje que a sus más de sesenta años sigue tan fascinante como antaño.


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