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El Cuarto Mundo: Los dioses y monstruos de Jack Kirby

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 21/12/2016

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En un terreno creativo como el cómic de superhéroes mainstream, la autoría es un valor tremendamente relativo. No solo en el aspecto legal referente a derechos de creación y explotación, sino también en el puramente creativo. Sin embargo, a veces la maestría de un autor es tal que sienta un antes y un después, aportando algo tan innegablemente personal que toda aproximación anterior o posterior a dicho material se mide ineludiblemente por el rasero de su trabajo. Una labor creativa tan original y poderosa que trasciende su propia concepción como trabajo de encargo y/o parte de un escenario mayor. En el cómic USA pocos trabajos encajan tanto en dicha concepción como el Cuarto Mundo de Jack Kirby.


Creador hiperactivo con una inventiva solo superada por su capacidad de producción, Kirby había sido creador gráfico de la mayoría de personajes del universo Marvel. Una labor que en muchos casos había ido más allá del mero dibujo pero que apenas le era reconocida profesionalmente. Esto unido a su efervescente creatividad acabó llevando al ya veterano artista a tomar la decisión de dar un importante giro a su carrera. En 1970, Kirby anunciaba que abandonaba la compañía a la que había dado sus mayores éxitos para pasarse a DC, su más directa competidora, para la que crearía personajes como Demon, OMAC o Kamandi. Pero entre sus múltiples trabajos para DC, el autor sorprendió cuando aceptó hacerse cargo de Superman´s Pal Jimmy Olsen, cabecera centrada en el secundario personaje titular.


Hacerse cargo de las aventuras de Jimmy Olsen parecía a priori un trabajo menor para un autor de la talla de Kirby que muchos no entendieron. Pero rápidamente se hizo evidente que la intención era otra: Kirby estaba cambiando la notoriedad de títulos más populares en favor de una mayor libertad creativa con la que poder volcar una serie ideas que llevaban años rondándole la cabeza. Ya desde su primer número, el autor empezó a introducir tramas, personajes y escenarios de lo que sería conocido como el Cuarto Mundo, una ambiciosa saga de ciencia ficción con elementos mitológicos que narra la lucha entre dos planetas alienígenas: el paradisiaco Nueva Génesis, hogar de los llamados Nuevos Dioses y su líder Highfather y el infernal Apokolips, gobernado con mano de hierro por el tirano Darkseid que ambiciona acabar con toda forma de vida del universo. Un conflicto en tregua sustentada por un pacto entre ambos gobernantes por el que los hijos de ambos –Mr. Miracle y Orión respectivamente- han sido criados respectivamente bajo la tutela del otro. Convertidos ambos en adultos, esa frágil tregua amenaza con romperse cuando sus peripecias les llevan a la Tierra.


Desarrollada a lo largo de unos tres años en cuatro series paralelas escritas y dibujadas íntegramente por Kirby –New Gods, Forever People, Mr. Miracle y la citada Superman´s Pal Jimmy Olsen- la saga del Cuarto mundo desplegó todo el arsenal creativo argumental y gráfico de su artífice. Ideas que previamente había ensayado en Marvel a través de personajes como Thor, Silver Surfer y los Inhumanos alcanzaban aquí su plenitud gracias a una libertad creativa sin restricciones. Personajes como el ambiguo Metrón, el ladino Desaad, el brutal Kalibak, el idealista Lightray, el enigmático Hombre Infinito o los impulsivos Jóvenes Eternos entre otros desfilaban por páginas repletas de luchas colosales, intrigas de poder, traiciones familiares y profecías legendarias adornadas por conceptos tan originales como las Madre Cajas, los Boom-Tubos, el muro de la Fuente o la Ecuación de la Anti-Vida. Personajes y objetos con un diseño rabiosamente original y colorido más próximo a la fantasía heroica que al cómic de superhéroes. La propia concepción argumental resultaba insólita, alternando grandes enfrentamientos épicos ilustrados con gran despliegue gráfico con momentos pausados de reflexión filosófica y elementos del drama más solemne junto a otros del humor más ligero. Una mezcla brutal de ideas, estilos y grafismo desatado que a veces parecía que ni el propio Kirby tenía del todo clara. Algo que acabó abrumando a los lectores de la época, llevando al consiguiente descenso de ventas y la cancelación de tan ambicioso proyecto antes de que el autor pudiese darle una conclusión satisfactoria.


Desengañado “The King” acabaría volviendo a Marvel, pero en los años posteriores sus cómics del Cuarto Mundo se convirtieron en objeto de culto, hasta el punto de ser reeditados en 1984. Esa segunda vida editorial propiciaría la publicación de Perros Hambrientos, un especial de gran formato y edición de lujo con el que el autor pretendía cerrar definitivamente su creación. Una historia crepuscular donde Kirby se permitió experimentos gráficos como el collage fotográfico pero a la que le pesa demasiado una extensión demasiado breve para la cantidad de tramas e ideas con las que debe lidiar. Considerada por su artífice como el final del Cuarto Mundo, DC decidió enmendarle la plana y, aprovechando el relanzamiento editorial de Crisis en Tierras Infinitas, ignorar lo narrado en Perros Hambrientos para poder seguir explotando los conceptos y personajes del Cuarto Mundo.


En los años posteriores, el legado de Kirby sería explorado por autores de la talla de Jim Starlin (Odisea Cósmica, La Muerte de los Nuevos Dioses), John Byrne (El Cuarto Mundo), Walter Simonson (Orión) y Grant Morrison (Crisis Final). Trabajos más que interesantes y respetuosos con la obra original pero sin alcanzar nunca a igualar su potencia creativa e influencia. Obra que finalmente es reeditada por ECC en una edición a su altura, permitiendo conocer de primera mano el trabajo más ambicioso y personal de una de las mayores fuerzas creativas que jamás ha conocido el mundo del cómic.


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