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Green Arrow: el cazador urbano de Mike Grell

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 08/07/2017

La reedición por parte de ECC de la miniserie El arco del cazador (The Longbow Hunters) nos permite rememorar una de las etapas más importantes en la historia de Green Arrow. Una etapa definitoria poco apreciada y conocida por estos lares pero cuya influencia aún se deja sentir treinta años después de su inicio.



Creado a principios de los años cuarenta al calor del Batman de Bill Finger y Bob Kane, el personaje de Oliver Queen no lograría alcanzar una identidad definida y verdaderamente característica hasta que a finales de los años setenta Dennis O´Neil y Neal Adams decidieron unir su camino con el de Green Lantern. Bajo su tutela el dúo protagonizaría una serie de historias que forzaban los límites del género al incluir elementos políticos y sociales que iban más allá del simple entretenimiento intrascendente. Las historias inmediatamente posteriores del personaje lo devolverían a la senda de lo tradicional. Pero cuando DC reinició su universo tras Crisis en tierras infinitas Mike Grell, el autor encargado de relanzar al aquero, tenía muy claro que aquel héroe con acusada conciencia social, firmes ideas políticas y un cierto deje antisistema era el Oliver Queen que necesitaban los turbulentos años ochenta y la renovación adulta del género superheroico encabezada por Alan Moore y Frank Miller.



En su doble condición de guionista y dibujante lanzaría esta nueva versión del personaje mediante una miniserie en formato lujo de tres entregas en cuyas páginas reduciría al minino los elementos superheroicos y potenciaría los componentes de acción e intriga. Adiós a las flechas trucadas y los supervillanos con habilidades sobrehumanos. En su lugar, y siguiendo el estilo que previamente había desarrollado con el personaje de John Sable para independiente First Comics, Grell presentó a Green Arrow como una suerte de cazador urbano enfrentado a bandas callejeras, asesinos en serie y sicarios gubernamentales, potenciando el tono crudo y desagradable de las escenas de violencia (tanto para los villanos como para el propio héroe, que no duda en matar si es necesario) mientras de fondo aparecían temas como el narcotráfico, el escándalo Iran-Contra o las secuelas de la guerra de Vietnam. El detallado dibujo de Grell, con sus versátiles composiciones de página y un coloreado de tono pictórico redondearon una obra espléndida cuyo éxito no solo redefinió al personaje sino que le proporcionaría su primera cabecera en solitario.

Apenas un año después Grell retomaba al personaje en su propia serie regular, limitándose aquí al guión y delegando el apartado gráfico en autores menos vistosos pero igualmente competentes como el malogrado Ed Hannigan, Eduardo Barreto ó un primerizo Dan Jurgens. El enfoque de la miniserie sin embargo se mantenía intacto, con Queen y una Canario negro desposeída de su grito sónico involucrándose en historias que implicaban agresiones homófobas, abusos infantiles, desastres ecológicos provocados (con referencia directa al Exxon Valdez), terrorismo internacional, asesinatos políticos, guerras clandestinas en el tercer mundo e intrigas relacionadas con el espionaje y la corrupción política -incluyendo un incomodo encuentro entre Queen y el entonces presidente George Bush padre-. Todo ello prácticamente al margen del resto del Universo DC manteniendo al mínimo la parición de otros personajes del mismo. E incluso cuando estos aparecían solían hacerlo sin vestir sus mallas o exhibir sus poderes en pos de mantener ese tono a ras de suelo voluntariamente buscado.



Para compensarlo Grell crearía una nueva pléyade de secundarios que incluían al desconfiado inspector de policía Jim Cameron, el ambiguo agente secreto Greg Osborne, el mercenario sin escrúpulos Edward Fryers o la asesina oriental Shado. Esta última (que acabaría protagonizando su propia miniserie) sería utilizada por Grell como tercer vértice de un interesante triángulo amoroso entre el protagonista y una Dinah Lance dotada de una personalidad mucho más fuerte e independiente.

La estancia de Grell en la serie regular ocuparía un total de ochenta entregas tras las cuales la editorial devolvería la serie al redil del género superheroico puro y duro. Despistado editorialmente el personaje fallecería apenas dos años después para ser sustituido por su hijo Connor Hawke en un intento fallido de revivir la cabecera que acabaría en su cancelación poco después. Oliver Queen acabaría regresando a la vida y gozaría de interesantes etapas como las firmadas por Kevin Smith, Judd Winnick o, ya en los Nuevos 52, Jeff Lemire. Pero pese a sus virtudes ninguna de ellas ha logrado dejar una huella tan profunda en el personaje como la de Grell, cuya influencia puede verse no solo en el trabajo de dichos guionistas, sino en posteriores revisiones del personaje como la miniserie Green Arrow: año uno e incluso en la televisiva Arrow(CW, 2012-presente).



Pese a lo anterior el Green Arrow de Mike Grell sigue siendo prácticamente desconocido, alejado de la merecida fama de etapas contemporáneas como el Superman de John Byrne, la Wonder Woman de George Perez ó el Escuadrón Suicida de John Ostrander pese a no tener mucho que envidiarles. Algo aún más acusado en España donde, aparte de la miniserie inicial, apenas se pudieron catar una docena de episodios a cargo de la extinta Zinco. Una deuda editorial pendiente que esperemos que ECC permita subsanar en algún futuro próximo.

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