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20th Century Boys: Las siniestras memorias de Amigo

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 21/10/2017

Planeta Cómic ha aprovechando la XXIII edición del Salón del Manga de Barcelona para dar salida a una nueva edición de 20th Century Boys, manga escrito y dibujado por Naoki Urasawa. Que esta nueva edición en formato kanzenban (tomos de unas 400 páginas, el doble de la edición previa) salga publicada en el año 2017 se convierte en una llamativa casualidad dado el significado que dicha fecha tiene en el argumento. ¿O quizá no? Porque, como ya saben los familiarizados con la obra, las coincidencias no existen porque sí. Solo son una parte más de un siniestro y elaborado plan.


Convertido en un autor puntero gracias a su labor en Monster, tras la conclusión de aquella la expectación ante el nuevo trabajo de Urasawa era enorme dentro y fuera de Japón. Inicialmente publicada en la revista Big Comics Spirits de la editorial Shogakukan, con 20th Century Boys el autor volvía a abordar el género del suspense presentando una trama muy distinta y mucho más ambiciosa. El argumento de la serie, la cual pronto revelaba peculiares características como su protagonismo coral o una enrevesada narrativa temporal, se iniciaba con la presentación de Kenji Endo, un tipo aparentemente normal y corriente que regenta una tienda de comestibles y vive junto a su madre y su pequeña sobrina Kanna. El suicidio de un viejo amigo de la infancia era el detonante que colocaba a Kenji en el centro de una conspiración asociada con sus juegos de infancia, en los que un grupo de niños fantaseaba con un siniestro mundo futuro controlado por un misterioso villano.


Como Kenji y sus viejos amigos pronto descubrían, un oscuro personaje oculto bajo el nombre de Amigo creaba una suerte de culto que parece dispuesto a hacer realidad las profecías infantiles imaginadas por Kenji y su pandilla recogidas en un cuaderno titulado El Libro de las Profecías. Profecías que se manifiestan con inquietante exactitud en forma de atentados y la liberación de un virus mortal por todo el planeta que precedían a un catastrófico evento previsto para la Nochevieja del año 2000. Un evento que permitiría al misterioso villano hacerse con el poder. Tras el mismo, en uno de los muchas piruetas narrativas, el protagonismo pasaba a manos de una ahora adolescente Kanna. Esta, siguiendo los pasos de su desaparecido tío, descubría que las acciones previas solamente eran la primera parte de un plan aún más diabólico por parte de Amigo.


La obra se beneficiaba de un trazo mucho más detallado del que acostumbran la mayoría de dibujantes de manga, trabajando la expresividad de sus personajes sin recurrir a la caricatura y con una narrativa menos contemplativa y más ajustada a la sensibilidad occidental. Pero, sin duda, el mayor mérito de 20th Century Boys era la habilidad con la que Urasawa manejaba el misterio y administraba las revelaciones de su ambiciosa trama. Mediante una serie de historias secundarias inesperadamente entrelazadas y desarrolladas mediante saltos temporales a lo largo de cuatro épocas que abarcaban desde 1969 hasta un entonces futurista 2017 –el tercer año de la Era de Amigo -, los giros de guión se sucedían a un ritmo endiablado, descolocando al lector justo cuando este creía empezar a saber lo que sucede y obligándole a hacer sus propias cábalas de forma similar a unos personajes que no siempre son lo que parecen. Llegados a un determinado punto, la sensación es la de que cualquier cosa puede pasar, con cada salto temporal presentando un marco argumental completamente distinto. Tanto que, tras los eventos de la infame Nochevieja sangrienta (sic) que hacían entrar a la serie en terrenos propios de la ciencia-ficción, daba la impresión de que, pese a mantener intacta la tensión dramática de la narración, el propio Urasawa parecía haberse despistado con tanto retruécano argumental.


Por ello cuando la serie llegó a su fin en 2006, tras siete años y doscientos cincuenta capítulos, quedaban más preguntas que respuestas. Un año después, Urasawa retomaba la trama con 21st Century Boys, continuación/epílogo que, en solo dieciséis capítulos, cerraba todos los cabos sueltos si bien no a gusto de todo el mundo. Un desenlace polémico, fruto quizá de haber alargado en exceso la trama inicialmente prevista, que aún guarda una coda polémica, pues el pasado 2016 Urasawa anunció que la edición Kazenban contendría un nuevo y distinto final en exclusiva. Un final alternativo que, de momento, parece que seguirá inédito en España, pues Planeta aún no ha confirmado la inclusión de 21st Century Boys en esta nueva reedición que llega ahora a las estanterías.


Convertida en un fenómeno a nivel internacional (sus ediciones foráneas llegaron a ganar dos Eisner y un premio en Anguolême entre otros galardones) y adaptada de manera bastante libre al cine en forma de una trilogía de films de imagen real, 20th Century Boys y su prolongación quizá no gocen del acabado redondo de Monster o Pluto, pero incluso con ese agridulce sabor de boca final, ofrecen al lector un viaje que este no querrá perderse, confirmando a su autor como uno de los creadores más interesantes con los que el cómic –no solo japonés- cuenta actualmente.


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