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S.H.I.E.L.D: La arquitectura secreta del universo Marvel

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 08/09/2018

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La salida del especial S.H.I.E.L.D: Resolución pone fin a siete años de espera con la publicación de las dos entregas finales del curioso proyecto con el que Jonathan Hickman y Dustin Weaver sacaban a la luz las facetas ocultas del pasado del universo Marvel, vinculándolo con algunos de los personajes y eventos históricos clave de la historia de la humanidad. Un ambicioso proyecto cuyo brillo ha quedado ensombrecido por una irregular trayectoria editorial que ha diluido las virtudes del mismo hasta el punto de borrarlo de la mente de muchos lectores.


Proveniente del cómic independiente, Hickman aterrizó en Marvel como guionista de Guerreros Secretos, serie en la que se recuperaba para el primer plano a Nick Furia y los ambientes de espionaje y alta tecnología asociados al personaje. Cuando tras la conclusión de aquella se anunció que entre los nuevos proyectos del guionista había uno llamado S.H.I.E.L.D, los lectores percibieron aquello como la continuación lógica de la cabecera previa. Tenían razón y al mismo tiempo se equivocaban, porque aunque la famosa agencia del Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística y Defensa tenía que ver, ni el tuerto más famoso del cómic ni toda la parafernalia “jamesbondiana” que le rodeaban hacían acto de presencia. En lugar de eso Hickman nos sorprendía descubriéndonos que los verdaderos orígenes de la misma se remontaban nada menos que al Egipto de los faraones. Mezclando hábilmente ficción y realidad en el primer número, se narraba como una invasión de la raza extraterrestre de El Nido fue repelida por el erudito Imhotep con la ayuda del mutante Apocalipsis y uno de los predecesores del Caballero Luna entre otros.


Dicho episodio daba origen a la Hermandad del Escudo, organización secreta que desde aquel momento asumía la responsabilidad de proteger a la humanidad de amenazas más allá de su comprensión. Una responsabilidad que se extendía a través de los siglos por todo el planeta, incluyendo personajes y sucesos como el encuentro entre el erudito de la China imperial Zhang Heng y la raza de los Celestiales, Leonardo da Vinci impidiendo la extinción del sol debido al nacimiento del bebe celestial o Galileo Galilei impidiendo la primera llegada de Galactus a nuestro planeta. Otros personajes históricos como Arquímedes, Miguel Ángel, Miguel de Nostradamus, Nikola Tesla e Isaac Newton irían desfilando por las páginas de la serie creando una extensa trama de conspiraciones y luchas de poder relacionada con personajes del imaginario de la editorial como los Desviantes o Kang el Conquistador. Todo ello alternado a su vez con la historia de Leonid, un joven dotado de extraños poderes que en 1953 es reclutado por dos agentes de la hermandad: Howard Stark y Nathaniel Richards –padres respectivos de los futuros Iron Man y Mr. Fantástico-.


Pese a que el proyecto se enclava directamente en el corazón del universo Marvel, lo cierto es que la labor de Hickman está mucho más cerca de sus trabajos propios para Image. Especialmente Los Proyectos de Manhattan, donde también maneja una historia alternativa protagonizada por peculiares versiones de personajes reales relacionados con disciplinas científicas. Más próximo a la ciencia-ficción ucrónica que al cómic de superhéroes puro y duro, el guión va desgranando poco a poco una trama centrada en el enfrentamiento entre Leonardo y Newton (viajes en el tiempo e inmortalidad mediante) por el control de la Hermandad, enlazando aquí y allá con diversos puntos de la continuidad superheroica aunque sin dejar de ser una historia cuya lectura puede disfrutarse de forma completamente independiente. Es más: salvo alguna mención casual (como ese flashback con ad Vinci en K´un-Lun durante el crossover Vengadores vs X-Men), la serie y las implicaciones argumentales que conlleva para la continuidad han permanecido en una suerte de aislamiento respecto al resto de la editorial. Algo sin duda debido a al estatus inconcluso de la cabecera y la sabia precaución de no entorpecer la misma añadiendo elementos ajenos por parte de otros autores.


Dustin Weaver se responsabiliza de plasmar visualmente los distintos ambientes propuestos por el guión, procurando dar a cada una de las diferentes épocas y localizaciones geográficas un tono propio, plasmado con gran detalle en el diseño de personajes y escenarios tanto reales (la China del siglo II, la Italia del Renacimiento) como futuros (la Urbis Inmortalis de Hermandad, la Cronociudad de Inmortus en el lejano futuro). Con una estética steampunk (véase el diseño del artilugio volador de Leonardo o el diseño del personaje conocido como la Máquina Nocturna) las páginas de Weaver se benefician de su habilidad como narrador a la hora de plasmar una trama que salta continuamente en el tiempo y con una narración plagada de acciones en paralelo. El dibujante sabe asimismo captar con su planificación de página ese “sentido de la maravilla” propuesto por el guión aumentando visualmente su magnitud. Añadir finalmente que el propio Hickman participa activamente en el apartado gráfico incluyendo, a modo de extras, los laboriosos esquemas característicos de sus obras y que aquí adquieren el look de los famosos bocetos de da Vinci.


La serie fue planificada en forma de dos volúmenes de seis entregas cada uno a los que hay que añadir, a modo de intermedio entre ambos, el especial S.H.I.E.L.D: Infinity formado por historias cortas con la colaboración de dibujantes como Nick Pitarra, Kevin Mellon o Gabriel Hernández Walta. Tras más de un lustro de paréntesis forzado por la apretada agenda del escritor –en parte provocada por la propia editorial poniéndole al frente de eventos como Infinito y Secret Wars- S.H.I.E.L.D llega a su conclusión con la inquietud no ya de si será capaz de estar a la altura de las expectativas generadas, sino del recibimiento que le dispensaran unos lectores que, bien la han relegado al olvido tras tan largo hiato, bien la han ignorado desde su inicio a sabiendas de que su conclusión fue durante años una quimera. Ya sea recuperando los ya descatalogados números anteriores, bien esperando la más que necesaria reedición conviene no dejar escapar una de las propuestas más intrigantes y originales de la Marvel de la última década.


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