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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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Berlín: La trilogía de Jason Lutes

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 24/09/2018
La Atalaya del Vigía

Acostumbrados a grandes editoriales, eventos mediáticos, baile de autores y demás maniobras comerciales a la hora de hablar sobre la industria del cómic USA, puede resultar un tanto desconcertante examinar la trayectoria de una obra como Berlín de Jason Lutes. Un cómic a contracorriente con una trayectoria atípica que pese a su más que certificado prestigio (varios premios Eisner y Harvey así lo avalan) y el reconocimiento dentro y fuera de los medios especializados resulta un título desconocido para muchos. Buena parte de ello se debe a los veintidós años que ha tardado su autor en concluirla. Más de dos décadas que se cerraban hace apenas unas semanas con la publicación en el mercado español del tercer y último volumen recopilatorio.

Formado dentro de la industria del cómic independiente, la fascinación de Lutes con las viñetas europeas le llevó a interesarse por la historia de Europa y un episodio crucial de la misma: el auge y caída de la llamada República de Weimar en Alemania durante la primera mitad del siglo XX y como su desplome supuso el ascenso del régimen nazi. Aunque fundada en 1919, Lutes elige arrancar su historia sobre la misma en 1928, mostrando una sociedad resultado de una agitada década donde el revanchismo tras la derrota en la Iª Guerra Mundial, la inflación descontrolada y la inestabilidad política se daban la mano con la explosión cultural de las vanguardias y el progresismo social mientras los extremismos ideológicos se acentuaban tanto en la derecha como en la izquierda.


Ese es el escenario donde Lutes sitúa a sus protagonistas principales: el periodista Kurt Severing y la estudiante de bellas artes Marthe Miller, dos personajes idealistas, cada uno a su manera, cuyo optimismo será minado a medida que el nazismo comience su ascenso social y político. El tercer vértice de la obra lo forman los miembros de dos familias, los Braun y los Schwartz, cuya integridad se irá deshaciendo a medida que sus integrantes comiencen a escorarse hacia posiciones cada vez más radicales relativas tanto al fascismo como al comunismo. Mediante esas tres líneas argumentales la obra describe respectivamente los entresijos sociales de clase alta y el poder político, la comunidad artística e intelectual y la miseria laboral y social de las clases trabajadoras. Tres líneas paralelas por las que desfilan tanto personajes de ficción con los que el autor busca resaltar elementos como el racismo, la xenofobia y la intolerancia (esa banda de músicos afroamericanos de gira por la ciudad) como personajes históricos reales que ayuden a fijar y explicar el devenir de los acontecimientos (el pintor Joachim Ringelnatz, el periodista Kurt Tucholsky o la pensadora feminista Helene Stöcker entre otros).


Precisamente este último punto es uno de los que ponen en evidencia el enorme trabajo previo de documentación realizado por Lutes. Cada detalle visualizado de esas calles del Berlín de entreguerras; cada fecha y lugar mostrados a lo largo del relato; cada titular de periódico citado en las viñetas… todo es puntillosamente cierto hasta un punto casi obsesivo, recreando con exactitud eventos como el Mayo sangriento de 1929, la Noche de los cristales rotos o el nombramiento de Adolf Hitler como canciller. El resultado es un notable fresco histórico de una época a la que la cultura popular nos tiene mucho menos acostumbrados a ver de lo que a priori podría pensarse. Sin embargo, y sin por ello reducir su valor como ensayo histórico, Lutes sabe aportar un ritmo narrativo y una empatía con los personajes –tanto los principales como los episódicos- que evita tanto el retrato maniqueo como cualquier atisbo de tostón erudito y pontificador.


Pese a la simplicidad de su trazo potenciada por su uso del blanco y negro, el Lutes dibujante afronta con igual compromiso la plasmación visual más fiel posible de la capital germana en dicha época, gozando de una narrativa con ecos casi cinematográficos en su forma de enlazar las viñetas y que ocasionalmente se permite romper su estilo con fines expresivos –los dibujos de Marthe, realizados con un grafismo completamente distinto; el uso del color y la fotografía durante el desenlace para plasmar el paso del tiempo-.


Formada por un total de veintidós entregas, la publicación de Berlín se inicio en 1996 de la mano de la pequeña editorial canadiense Black Eye Books, pero tras el cierre de la misma en 1998 pasó a ser editada por la también independiente Drawn and Quaterly. Sin embargo la verdadera repercusión de la obra no llegó hasta el año 2000 con la publicación del primer volumen recopilatorio subtitulado Ciudad de Piedras, seguido en 2008 por Ciudad de Humo y concluido finalmente una década después con Ciudad de Luz. En España La Factoría de Ideas inicio su publicación en cuadernillos dejando la obra inconclusa tras apenas cuatro entregas hasta que en 2008 Astiberri Ediciones recogió el testigo editando los primeros dos tomos. Diez años después el círculo finalmente se cierra permitiendo la lectura completa de una obra brillante que bien podría ser objeto de estudio en las escuelas. No solo por su impecable reconstrucción de un momento crucial de la historia moderna, sino también por lo acertadamente que retrata una situación como el auge de los extremismo en épocas de crisis. Algo que, en el momento de escribir estas líneas, desgraciadamente a veces parece tener más relación con nuestro futuro que con el pasado.


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