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Nuevos Guerreros: El regreso de los héroes de los 90

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 02/12/2018
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Aunque la impresión generalizada del cómic de superhéroes de los 90 suela ser generalmente negativa con títulos mediocres que priorizaban el impacto visual y su “molonidad” antes que la calidad del contenido, lo cierto es que incluso en tan paupérrimo panorama podían encontrarse propuestas de género tan sólidas y frescas como la que supuso el lanzamiento de los Nuevos Guerreros al inicio de dicha década. Un título de culto para aquellos que pudieron disfrutarlo en su momento y cuya encarnación original acaba de comenzar a ser rescatada por Panini Cómics en una merecida edición en tomos integrales.

Los Nuevos Guerreros hicieron su primera aparición de la mano de Tom DeFalco y Ron Frenz durante su etapa en Thor. Sin embargo, con la excepción de su líder Destructor Nocturno -al que, en una desafortunada decisión los traductores de la época bautizaron como Trillador Nocturno (sic). Por suerte la cordura imperó y a los pocos números lo cambiaron- todos sus miembros llevaban rondando varios años por el universo Marvel sin mucha fortuna pese a cierto pedigrí referido a su creación: Nova había gozado de serie propia en los setenta para luego quedar en el limbo de los héroes cósmicos; Namorita, prima de Namor, había quedado olvidada tras el cierre de la cabecera de este último; Marvel Boy –posteriormente rebautizado como Justicia reciclaba en versión juvenil a un viejo personaje de los Guardianes de la Galaxia originales; Estrella de Fuego, creada para la serie de animación Spiderman y sus Amigos, languidecía en tercera fila como parte de las series mutantes; y finalmente Speedball, creado nada menos que por Steve Ditko, cosechaba el fracaso de un intento de serie propia apenas un par de años antes.


Así pues, cuando en 1990 hizo su aparición el #1 de la serie con el subtitulo de “los héroes de los 90”, nadie sabía muy bien qué esperar. Y aunque las comparaciones con los Jóvenes Titanes de DC fueron habituales, la serie demostró desde su mismo inicio una personalidad propia. Fabian Nicieza en los guiones y un prácticamente debutante Mark Bagley al dibujo supieron alternar la acción prototípica del género con un elaborado trabajo de caracterización y desarrollo de las personalidades de sus protagonistas. Unos protagonistas que, pese a ser vendidos como héroes adolescentes, en realidad tenían inquietudes más propias de la veintena y roces a juego.


Así, la misteriosa y ocasionalmente manipuladora personalidad de Destructor Nocturno solía chocar frontalmente con el temperamento de Nova, quien a su vez mantenía una tirante relación sentimental con la impulsiva Namorita. Una relación fogosa que contrastaba con la mucho más formal entre un Justicia idealista pese a su traumático pasado y una Estrella de Fuego que asumía la función de ser la más madura emocionalmente del grupo. Algo necesario como contraste a la bromista e irresponsable personalidad de Speedball. Un tratamiento de caracteres que se hizo extensivo a los nuevos personajes que posteriormente se fueron uniendo al grupo como Silueta, Rabia, Bandido, Darkhawk, Turbo (este en realidad dos personajes que se alternaban el disfraz) o Visión en perspectiva, personaje sin poderes obsesionado con los superhéroes que acabaría ejerciendo la cómica función de miembro oficioso.


Durante aproximadamente cincuenta números, Nicieza creó un trasfondo plagado de tramas y personajes propios en forma de villanos de nuevo cuño como el grupo corporativo Psionex o la banda criminal asiática El Círculo Envolvente. Pero también recurriendo a amenazas de viejo cuño como Esfinge, Terrax, Emma Frost -en su época como líder de los Infernales- los Fantasmas Espaciales y el Pensador Loco, estableciendo este último una curiosa relación de simpatía con el grupo de jóvenes héroes cuyo motivo no fue descubierto hasta mucho después. Asimismo los guiones sacaron partido a la continuidad editorial cruzando periódicamente el devenir de sus protagonistas con el de personajes tan dispares como Los 4 Fantásticos, Punisher, los Nuevos Mutantes, X-Factor o la Araña Escarlata, llegando este último a formar brevemente parte del grupo.


Pese al desgaste laboral de un Nicieza cuyos compromisos con la línea mutante le llevaron a llegar a escribir media docena de series mensuales (sic), la creatividad de la cabecera no se resintió. Ni siquiera en su apartado gráfico cuando tras los veinticinco primeros números Bagley fue reemplazado por otro semi-novato de brillante futuro llamado Darick Robertson. Prueba de ello fue que incluso generó varias cabeceras paralelas protagonizadas en solitario por Nova y Destructor Nocturno. Nicieza abandonaría finalmente la cabecera en el #53 USA siendo sustituido por su asistente Evan Skolnick, el cual supo mantener el estilo de su predecesor, prosiguiendo las tramas abiertas por este sin desmerecer el trabajo previo. Skolnick, acompañado a los lápices por un sólido Patrick Zircher, llevó la cabecera a su conclusión tras setenta y cinco entregas y cuatro especiales anuales con una aventura donde, tras una serie de sucesos que habían provocado la desbanda de varios miembros, el grupo original se reunía de nuevo para hacer frente de manera definitiva a los Fantasmas Espaciales. Una cancelación debida a la crisis del mercado de ventas que sacudió el mercado USA a mediados de la década (y que casi llevó a Marvel a la bancarrota) y no a altibajos de calidad de una serie que siempre se mantuvo por encima de la media del género en la época.


En los años posteriores los Nuevos Guerreros han protagonizado varios intentos de relanzamiento con mayor o menor interés pero sin apenas repercusión, siendo quizá lo más significativo la miniserie publicada en 2006 escrita por Zeb Wells e ilustrada con estética cartoon por Skottie Young que transformaba al grupo en protagonistas de un reallity televisivo. Una nueva dirección que se vio truncada cuando fueron aniquilados como golpe de efecto para dar inicio al evento Civil War en una decisión editorial que dolió a más de un fan de la serie original. Para entender el porqué basta con recuperar de nuevo aquella mítica primera serie y descubrir que, más de dos décadas después, aún sigue siendo la misma propuesta que se hizo un merecido hueco en el corazón de los lectores de la época.


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