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Star Wars: Heredero del Imperio - La “otra” trilogía galáctica

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 22/12/2019
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Como se ha publicitado hasta la saciedad la recién estrenada Star Wars: El Ascenso de Skywalker (2019) supone el punto y final a la epopeya cinematográfica creada por George Lucas hace ya cuatro décadas con el estreno de La Guerra de las Galaxias (1977). Sin embargo mucho antes de que Disney pusiese en marcha la ansiada trilogía final (e incluso antes de que el propio Lucas volviese la vista atrás para narrar el origen de la saga en forma de precuelas), los fans ya conocieron una primera versión de las posibles aventuras de los protagonistas tras El Retorno del Jedi (1983).

Allá por 1991 la productora Lucasfilms encargo al escritor de ciencia-ficción Timothy Zahn narrar las futuras aventuras de Luke, Leia, Han & cia tras la caída del Imperio galáctico. El resultado fue una trilogía de novelas colectivamente conocidas como Trilogía del Heredero del Imperio (también por nombres alternativos como Trilogía de la Nueva República y Trilogía de Thrawn) que se convirtió en un éxito que renovó notablemente el interés general por la franquicia. Evidentemente los responsables de Dark Horse -editorial poseedora entonces de los derechos para cómic- vieron ahí una oportunidad que no podían dejar pasar y, entre 1995 y 1998, dieron luz verde a la adaptación en viñetas de las novelas escrita por Mike Baron, veterano guionista con experiencia previa en el cómic de space opera gracias a Nexus, serie independiente de culto creada por el propio autor junto a Steve Rude.


Planificada en tres miniseries de seis números cada una, la adaptación de Baron es tremendamente respetuosa con las novelas de Zahn. Y pese a cierta (e inevitable) labor de síntesis propiciada por el cambio de medio narrativo aspectos como la trama, el desarrollo de personajes e incluso la mayoría de diálogos se mantienen intactos, facilitando asimismo a los dibujantes un ritmo y unas soluciones visuales que evitan el estatismo y el (ab)uso excesivo de textos de apoyo que suelen ser frecuentes en este tipo de adaptaciones.


Heredero del Imperio, la primera miniserie, arranca cinco años después de la muerte de Darth Vader y el Emperador tras la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte. En dicho tiempo una nueva República se ha hecho cargo del gobierno de la galaxia mientras los protagonistas han tomado diferentes caminos: Luke Skywalker continúa con su entrenamiento mientras planea refundar la Orden Jedi; Han Solo y Leia Organa son ahora un matrimonio, Lando Calrissian continua con sus trapicheos al margen de la ley mientras que Chewbacca y el dúo formado por C3PO y R2-D2 siguen fieles a sus respectivos papeles. Pero aunque tocado, el Imperio está muy lejos de estar hundido: con flotas y ejércitos diseminados por toda la galaxia y numerosos mundos aún bajo su control, este se ha reagrupado bajo el mando del Gran Almirante Thrawn, un alienígena humanoide de piel azul y ojos rojos cuya firmeza solo es igualada por su astucia. Haciendo uso de sus dotes como estratega y su conocimiento de las regiones menos conocidas del cosmos, Thrawn prepara un plan contra la Nueva República y sus héroes que incluye el uso de los Ysalamari (una especie alienígena doméstica con la capacidad de bloquear la Fuerza) y Joorus C´Baoth, un anciano y demente maestro Jedi entregado al lado oscuro. Por su parte, una Leia embarazada de gemelos debe hacer frente a un intento de secuestro mientras Han y Lando intentan reclutar para la República al notorio criminal Talon Karrde y su red de contrabandistas y Luke debe hacer frente a una amenaza del pasado en forma de Mara Jade, antigua alumna del Emperador que busca vengar a la muerte de su maestro. Los franceses Olivier Vatine y Fred Blanchard dibujaron a cuatro manos esta primera miniserie, dotando de gran espectacularidad y detalle a un resultado en el que quizá los personajes y sus expresiones no están tan logrados como los fondos.


El Resurgir de la Fuerza Oscura, adaptación del segundo libro de Zahn, continúa directamente tras la conclusión previa, donde los planes de Thrawn siguen avanzando peligrosamente cuando pone sus manos en una flota de nuevos y más poderosos destructores imperiales así como en unas instalaciones que le permiten ampliar su ejercito con nuevos soldados clon. Por su parte, Han y Lando deben investigar la existencia de un posible traidor entre las filas de la República, Leia debe conseguir el crucial apoyo de una raza alienígena mientras que Luke cae en las redes del demente C´Baoth. Una trama con aún mas giros y acción que la precedente que además se beneficia del dibujo de un Terry Dodson mucho más centrado en el aspecto narrativo y sin la tendencia a las poses (maravillosamente ilustradas, eso sí) de sus trabajos posteriores. Asimismo y a diferencia de sus predecesores, Dodson procura que los rostros de los personajes sean lo más parecidos posible a los de los actores que les han dado vida previamente, con lo que la sensación de estar ante una secuela “oficial” se incrementa aun más.


La trilogía se cierra con La Última Orden, cuando la estrategia cuidadosamente trazada por Thrawn finalmente eclosiona en lo que parece ser un ataque definitivo. El argumenta enlaza aquí una serie de acciones paralelas –Han y Karrde intentando formar una precaria alianza, Leia protegiendo a sus recién nacidos hijos y Luke enfrentando no solo al lado oscuro, sino también a la venganza de Mara Jade- que culminan en una enorme batalla por el control de Coruscant que se decidirá en el último instante. Un cierre espectacular que para su plasmación gráfica contó con los servicios de un dibujante no menos excepcional: Edvin Biukovic (Grendel, Blanco Humano). El malogrado dibujante croata firmó aquí uno de sus últimos trabajos poco antes de su prematuro fallecimiento, dando una lección de narrativa gráfica gracias a sus elaboradas composiciones de página así como a una depurada estética que aunaba la economía del trazo con la expresividad y detalle de sus figuras. Un broche de oro que añade puntos extra al cierre de las tramas al tiempo que nos hace lamentar la pérdida de la que pudo ser una de las carreras más interesantes del cómic actual.


Convertida en un hito no solo dentro de la franquicia Star Wars, sino también en el mundo de las licencias cinematográficas y universos expandidos, tanto la trilogía de Zahn como sus adaptaciones al cómic ejercieron una notable influencia en el posterior devenir de la franquicia, siendo durante mucho tiempo considerados de forma más o menos oficial como los Episodios VII, VIII y IX que George Lucas no parecía dispuesto a rodar jamás. La venta de la franquicia a Disney en 2012 y la posterior puesta en marcha de nuevos films provocaron sin embargo que la trilogía fuese eliminada de la continuidad canónica junto al resto de tramas y personajes del llamado universo expandido y relegadas a un estatus apócrifo bajo el sello Star Wars Legends.

Sin embargo los fans más veteranos serán capaces de reconocer ciertos aspectos evidentes tanto en las recientes entregas cinematográficas como en otras historias ambientadas en el nuevo canon, hasta el punto de que el personaje de Thrawn ha acabado siendo recuperado para el mismo tanto en formato televisivo (la serie de animación Star Wars: Rebels) como en una nueva serie de novelas firmadas por el propio Zahn. Con la trilogía de miniseries recientemente reeditada por Planeta Cómics en un único tomo, aquellos descontentos con el cierre de la llamada Saga Skywalker firmado por J.J. Abrams quizá encuentren aquí esa satisfacción que les ha sido negada.


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