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La Atalaya del Vigía - El Largo Halloween: 25 años de mafia, murciélagos y festivos Comic Digital
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La Atalaya del Vigía - El Largo Halloween: 25 años de mafia, murciélagos y festivos

ECC recupera esta imprescindible obra en formato deluxe

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 27/05/2021

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La reciente edición en blanco y negro y de lujoso formato de El Largo Halloween por parte de ECC Ediciones (la cuarta a cargo de dicha editorial) debería ser la mejor prueba de la repercusión de una historia de Batman que, además de haberse convertido en una de las más queridas por los lectores del personaje, también supuso la consagración de uno de los tándems creativos mejor avenidos del cómic de superhéroes. Un dúo, el formado por Jeph Loeb y Tim Sale, que con su peculiar mirada mezcla de nostalgia y novedad ha logrado convertir cada proyecto con su firma conjunta en un evento.

Publicada originalmente en 1996 como miniserie de trece números, El Largo Halloween plantea un retorno al pasado del Hombre Murciélago, retrocediendo en la continuidad hasta los tiempos de Batman: Año Uno, cuando el héroe aun daba sus primeros pasos como protector de Gotham y su galería de villanos todavía no estaba completamente establecida. Esa vinculación al seminal trabajo de Frank Miller y David Mazzucchelli no se limita a lo cronológico sino también al tono mediante una premisa vinculada a los cánones de la serie negra antes que a los del género superheroico sin por ello renunciar a este último.


Concebida como una suerte de secuela directa del citado Año Uno, la trama de El Largo Halloween narra una alianza a tres bandas entre Batman, el comisario James Gordon y el fiscal del distrito Harvey Dent para acabar con el crimen organizado que asola Gotham y cuyo principal responsable es el mafioso Carmine Falcone, alias El Romano. Los esfuerzos del trío, unidos a la aparición de un asesino apodado Festivo (pues solo actúa en fechas señaladas del calendario) cuyas víctimas pertenecen al entorno del mafioso, ponen en marcha una serie de sucesos que se prolongarán durante un año y cuyas consecuencias marcarán de manera irreversible tanto al mundo criminal de la ciudad como a los protagonistas.


Conviene subrayar el plural en “protagonistas” pues pese a que el título incluya el nombre de Batman se trata de una obra coral, incluyendo el punto de vista no solo de Bruce Wayne y su alter ego aun falible y lejos del resabiado vigilante, sino también el del idealista pero frustrado Harvey Dent cuya transformación en el temible Dos Caras va tomando forma progresivamente, estableciendo que la dualidad con su lado oscuro en realidad anterior al trágico suceso que acaba desfigurando su rostro. La lucha de Gordon para mantener su honradez en una policía y una ciudad corruptas; el aislamiento de un Falcone decidido a aferrarse al poder mientras este se le escapa entre las manos; la mirada apesadumbrada de Gilda Dent, esposa de Harvey y testigo de su desplome; las apariciones de una juguetona Catwoman que parece tener motivos personales contra el jefe mafioso… piezas de un puzzle que Loeb organiza en una estructura de misterio construida sobre la identidad y motivos del misterioso Festivo y adornada con la aparición de varios de integrantes de la galería de villanos de Batman. Apariciones que, pese al colorido y ocasional elemento fantástico de las mismas (Solomon Grundy, Joker, Hiedra Venenosa, Acertijo, Espantapájaros, El Sombrerero Loco), en ningún momento rompen el tono y la atmósfera detectivesca de la narración. Y si bien el desenlace puede pecar de inverosímil debido a la sucesión de giros argumentales en torno al misterioso asesino, el poso emocional que logra a través de sus personajes lo compensa.


Demostrando sus orígenes como guionista cinematográfico, Loeb sabe dejar espacio para el lucimiento de su colaborador gráfico. Y si bien muchos de sus guiones adolecen de estilo sobre contenido –ahí están sus aventuras editoriales junto a Rob Liefeld o sus contribuciones a la línea Ultimate para demostrarlo- aquí tiene la suerte de contar con un ilustrador tan superlativo como Tim Sale. Dueño de un estilo tan personal como inimitable, cada página de Sale obedece a una intención narrativa antes que a un capricho estético. Cuando hay una ilustración a toda página es porque la trama necesita resaltar ese momento; si hay una concatenación de planos detalle es porque la lectura de ese pasaje requiere una mayor atención; si un color se resalta por encima del resto o toda la viñeta se tiñe con una paleta concreta es porque quiere potenciar una emoción específica. Su manejo de las masas de negro y el contraste luminoso resultante esta cuidado al detalle. Y su peculiar trazo, que consigue figuras de gran expresividad y volumen con apenas unas líneas, resulta tan atractivo como engañosamente sencillo. Incluso cuando da rienda suelta a los aspectos más exagerados (la dentadura anormalmente grande del Joker; la imposiblemente larga cabellera de hojas de Hiedra Venenosa; el movimiento de la cola del disfraz de Catwoman) el lector solo puede recrearse embobado pese a la aparente ruptura con el tono “realista”.


La compenetración entre ambos autores es absoluta, dando momentos que se sienten puramente cinematográficos como el séptimo capítulo, consistente en un montaje paralelo donde tanto Batman como el Acertijo examinan a los posibles sospechosos de ser Festivo y sus coartadas. Un rasgo este aun más evidente cuando se rastrea la influencia argumental y visual de la obra en las dos primeras películas de Batman firmadas por Christopher Nolan – y que tanto este como el guionista David S. Goyer reconocen de forma explícita en el prólogo que acompaña a las posteriores ediciones en tomo- como en los avances de esa futura versión dirigida por Matt Reeves. No es de extrañar tampoco que la división animada de DC se haya lanzado a una adaptación literal de inminente estreno dividida en dos entregas.


El éxito de El Largo Halloween generó secuelas directas a cargo de Loeb y Sale como Victoria Oscura (que alterna el origen de Robin con la aparición de un nuevo asesino llamado El Ahorcado) y Si Vas a Roma (centrada en Catwoman y su relación con los Falcone) así como otras colaterales (Silencio, con el propio Loeb intentando sin éxito replicar un esquema argumental similar junto a Jim Lee). Pero el impacto no volvió a ser el mismo que el de un título que, en el 25º aniversario de su publicación, sigue mostrando las virtudes que lo colocan merecidamente entre las obras de referencia de la amplia trayectoria del personaje.


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