100% Marvel HC - Los 4 Fantásticos: Toda una vida

¿Y si el tiempo en los cómics transcurriera de forma lineal?

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Cuando Chip Zdarsky y Mark Bagley nos trajeron Spiderman: Toda una vida, pusieron sobre la mesa una premisa tan sencilla como efectiva, ya que la miniserie analizaba la vida de Peter Parker y su elenco de secundarios en las últimas décadas, con la diferencia de que aquí les veríamos envejecer y cumplir años como a cualquiera de nosotros, sin que fuera de aplicación esa extraña regla no escrita de Marvel por la que cada siete años en tiempo real, nuestros personajes favoritos envejecen tan solo un año de vida. La miniserie arácnida fue todo un éxito, dando incluso pie a una tardía secuela, centrada en la vida de J. J. Jameson, que llegaba en forma de Annual de la serie, y que Panini recuperaba también junto a la serie original. Ahora nos llega una nueva propuesta basada en este mismo formato, y dado que Mark Russell es el encargado de plasmar en papel esta continuación, estamos seguros de que la calidad está más que asegurada.

En Los 4 Fantásticos: Toda una vida, Marvel aprovecha el aniversario del grupo para traernos una crónica de sus vidas, comenzando en la década de los 60 y terminando en los 2010. De nuevo, la diferencia de este producto frente a otras historias alternativas, años uno y diversas formas de recuperar los primeros años de los personajes, es que les veremos envejecer conforme pasamos las páginas, y ser parte de un mundo cambiante, aderezado por las infinitas posibilidades que este tipo de historias suele ofrecer al lector, que será constantemente sorprendido por lo que vaya sucediendo en la miniserie, incluida alguna que otra sorprendente muerte.


Como digo, nuestra historia comienza en los años 60 y, para que nos quede claro el cambio temporal, Russell se encarga de añadir algunos personajes reales como el presidente Kennedy o Johnny Carson, con cuyas apariciones estelares se dará a la historia el realismo correspondiente. Y es que esta es una historia más política de lo que podríamos esperar, ya que el viaje del cuarteto es aquí una desesperada maniobra de los Estados Unidos por ganar la carrera espacial a Rusia, y aunque tenemos asegurada la presencia de los villanos clásicos del grupo, todo tiene aquí una solemnidad pocas veces vista en las aventuras de los Cuatro Fantásticos.


Para mi gusto, la clave de esta reinterpretación está en la visión por parte de Reed Richards de un gigantesco Galactus durante la tormenta galáctica que les dará sus poderes, ya que funciona de elemento cohesionador durante el paso de los 60 años que aquí transcurren, y en definitiva será lo que vaya desencadenando los acontecimientos. La esencia de Galactus, como enorme ente que amenaza la supervivencia de la Tierra y que llevará a cuestionar la propia salud mental de Reed, a quien casi nadie va a creer. Poco más quiero contar de esta historia, ya que el factor sorpresa resulta indispensable para disfrutar de este tomo, en el que Sean Izaakse realiza un fantástico trabajo como dibujante, tanto al hacerse cargo de personajes reales de la sociedad americana, que siempre resultan fácilmente reconocibles, como a la hora de hacer envejecer a nuestros héroes, algo que rara vez podemos ver en las páginas de un cómic, pero que aquí resulta imprescindible.