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Marvel Premiere - La Espada Salvaje de Conan #1: La Secta de Koga Thun La última etapa de Conan en Marvel llega la formato Premiere
Marvel Premiere - La Espada Salvaje de Conan #1: La Secta de Koga Thun - 0 Guionista: Dibujante:
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Panini Cómics relanza el espíritu hiborio trasladándolo de aquel heterogéneo magazine en blanco y negro a un comic-book de tamaño estándar que busca devolver la grandeza al cimmerio en su versión marveliana. Este primer volumen arranca con la ambición de recuperar la esencia de Savage Sword, pero sin los artículos, menor censura ni los suplementos que definieron aquella edad de oro iniciada en 1974 por Roy Thomas y John Buscema.
La decisión de prescindir del formato magazine implica sacrificios y posibilidades a partes iguales. Se pierde esa sensación de amplitud gráfica —ese respiro donde las viñetas parecían crecer ante nuestros maravillados ojos—, pero a cambio se gana ritmo y accesibilidad. Los distintos equipos creativos se alternan en arcos breves, sin cronologías rígidas, evocando la tradición pulp de Robert E. Howard: Conan puede ser ladrón, pirata o guerrero, sin la obligación de un relato lineal, y el lector se aventura a descubrir facetas del bárbaro en cada número.
En este arco de estreno, Gerry Duggan —quien ya demostró su instinto por el cimmerio, con mayor y menor fortuna a menudo en el mismo número, en Salvajes Vengadores— se enfrenta al reto de entrelazar una amenaza familiar, los Hombres Serpiente, con la leyenda de Kheshatta, esa ciudad maldita germinada en los textos tardíos de Howard. La Secta de Koga Thun se alza como antagonista: un grupo que crece en las sombras de ruinas antiguas, invocando a las serpientes bajo un misterio de culto y ambición. El guión equilibra bien el suspense y la acción, aunque a veces el trazo narrativo parece contenido por la rigidez de un formato más breve de lo deseable.
Visualmente, Ron Garney ofrece un Conan musculado sin estridencias, sabiendo cuándo aflojar el lápiz para destacar paisajes o vestigios arqueológicos. Su respeto por la línea clara de Joe Kubert se mezcla con pinceladas de Frank Frazetta en las secuencias de combate, y el colorista Richard Isanove refuerza la atmósfera con matices terrosos y sangre profunda. El resultado es un espectáculo gráfico que coquetea con lo clásico sin caer en la imitación, aunque en algunas splash pages se echa en falta la grandilocuencia que ofrecían los viejos números de la serie original.
En conjunto, este primer tomo cumple con la promesa de acercar la leyenda de Conan a nuevos lectores sin traicionar a los veteranos, aunque no escapa a ciertos límites de encuadernación y extensión. Pierde en parte la majestuosidad del magazine original, pero gana en fluidez y variedad de enfoques. Si buscas una versión contemporánea de la Espada Salvaje, cargada de acción intensa, enemigos serpenteantes y un bárbaro que sigue imponiendo su voluntad con cada embestida de acero, aquí hallarás material para reavivar tu pasión por la Era Hiboria.
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