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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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"Una vez te das cuenta del chiste que es la vida convertirte en comediante es la única opción sensata" El Comediante / Watchmen #2
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Éste no es el Miller de tus padres (ni el tuyo).

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 03/06/2009
La Atalaya del Vigía

Precedido por la polémica, la reciente publicación en nuestro país de “All Star Batman & Robin: The Boy Wonder”, sirve para reflexionar de qué manera han cambiado las cosas en la última década en torno a Frank Miller. Y sólo porque el autor haya cambiado la mesa de dibujo por los platos cinematográficos. Elevado a los altares gracias a sus obras de los 80 y gozando de independencia creativa total desde los 90, la entrada en el S. XXI parece haber cogido a Miller con el paso cambiado. O, al menos, eso parecen percibir sus lectores.

Con “Batman: DK2”, el creador de “Ronin” suscitó un torbellino de polémica acusándole de un evidente descenso en su calidad como guionista y dibujante. Aunque muchos hayan querido ver en dicha obra un incomprendido intento de devolver al personaje la fantasía colorista e inocente de los clásicos –que en buena parte el propio Miller “asesinó” con sus primeros trabajos sobre el murciélago- lo cierto es que era inevitable ver que el dominio narrativo del autor estaba muy por debajo de lo habitual. Miller nunca ha sido un dibujante fuera de serie pero pocos -muy pocos- autores habían conseguido alcanzar su maestría a la hora de hacer que guión y dibujo formasen un todo único e indivisible, hasta el punto de no saber muy bien donde empieza uno y termina el otro.

En “All Star Batman” la parte gráfica queda en manos de Jim Lee, que pese a su tendencia a las “posturitas” y al (ab)uso de splash pages, goza de una narrativa más fluida que la actual del guionista. Por desgracia, el guión es el principal problema. El BatmanAll Star” resulta tan fuera de tono que cuesta creer que sea él. Escenas como la de la persecución con la policía, donde se comporta como un fugado de “The Fast & the Furious”, aquella en la que apaliza delincuentes mientras se ríe a carcajadas como si estuviese puesto de anfetas o cuando suelta “perlas” como “JA JA. No sabéis lo que es pringar capullos” ó “¿Eres retrasado chaval? Soy el puto Batman” es necesario verlas para creerlas. Así, para cuando el Joker entra en escena cometiendo un crimen a sangre fría el lector piensa que más que enemigos parecen compañeros de juerga.
No es el único personaje al que le pasa. Wonder Woman, convertida en una “feminazi” a la que se le alborota la líbido cuando Superman anda cerca, o una Canario Negro cabeza hueca y máes barriobajera que nunca son algunas de las apariciones estelares que Lee retrata en toda su femenina rotundidad. Algunos apuntes aislados permiten conservar la esperanza de que el tema tendrá arreglo –Batman asegurando que finge una pose para preparar a Robin, aunque luego se comporte igual o la idea de que estos personajes aún están en el camino para convertirse en verdaderos héroes- pero agarrarse a esto último proporciona la punzante sensación de estar intentando ver el traje del emperador cuando es evidente que está desnudo. Más parecido a la infame “Heroes Reborn” que a la línea Ultimate, esta versión desperdicia todas las semillas que el propio Miller plantó en el joven Batman de “Año Uno”, obra que se quiere relacionar con “All Star”, pese a chocar frontalmente con ella.

Una sensación parecida destila su reciente actividad cinematográfica. Tras sorprender llevando al cine “Sin City” con obsesiva fidelidad junto a Robert Rodriguez, pasó a realizar en solitario idéntico proceso con la obra de su admirado Will Eisner. La sensación fue la misma que con aquel “DK 2”: una narrativa dislocada, ejemplificada especialmente en unos diálogos reiterativos y/o irrisorios y una dirección de actores inexistente. Y uno no puede evitar preguntarse ¿Es un –comprensible- error de novato aclimatándose a un nuevo medio? ¿O acaso la confirmación de que Miller ya no es lo que era? Pese a todo, es difícil negarle el pan al autor de “Born Again”, “Elektra Assassin” ó “Give me Liberty” aunque el propio Miller parezca empeñado en lo contrario.

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