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Gaijin Studios: un legado a revindicar.

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 22/08/2012

Recordando los pros y contras de la década de los 90 en el comic USA es usual destacar el apabullante poderío del dibujo sobre el guión y el impacto visual por encima de la calidad narrativa. Apellidos como Lee, Liefeld, McFarlane o Silvestri salen a relucir. Sin embargo, la llamada generación Image no era la única que despuntaba en aquella época. Ni necesariamente la mejor.

Hacia 1991, en pleno boom de ventas y autores superestrella hizo su aparición Gaijin Studios. Este colectivo artístico, con sede en Atlanta, englobaba a una serie de jóvenes artistas que estaban empezando en la industria: Adam Hughes (Gen 13), Tony Harris (Starman), Jason Pearson (Savage Dragon), Brian Stelfreeze (Matador), Cully Hamner (Red), Dave Johnson (Superman: Hijo Rojo) o Karl Story (Tom Strong). Al compartir lugar de trabajo y experiencias esta suerte de cooperativa de autores freelance desarrollo un estilo gráfico conjunto con una serie de características muy marcadas. Siguiendo la línea de autores como Michael Golden, Arthur Adams o Kevin Maguire, el estilo imperante entre los miembros de Gaijin se caracteriza por un trazo limpio y con un estudiado uso del color, una narrativa cinética rebosante de ritmo y un gran dominio de la anatomía -en especial la femenina- y la expresividad gestual de los personajes. Un estilo gráfico a medio camino entre el realismo y la animación cartoon que en ocasiones se acercaba más a una u otra modalidad, pero sin renunciar a las virtudes de ambas.



Frente a las cifras alcanzadas por los fundadores de Image, los miembros de Gaijin Studios demostraron un perfil más bajo. Pero el boca a boca pronto empezó a correr entre aficionados y profesionales que se deleitaban con el talento de unos autores gráficamente llamativos que suponían una bocanada de aire fresco en una industria llena de clónicos mediocres y descuidados. Sin casarse con nadie, los integrantes de Gaijin colaboraban indistintamente como Marvel, DC, Dark Horse o las recién creadas Image y Malibu mientras desarrollaban proyectos propios. El punto álgido fue cuando Dark Horse llegó a un acuerdo con esta formación artística para crear conjuntamente Blanc Noir, un sello para dar salida a títulos de creación propia. La divertida y salvaje Body Bags de Jason Pearson fue el pistoletazo de salida y entonces… nada.



Ninguno de los proyectos anunciados vio la luz. Y es que, además de sus influencias y estilo gráfico, los miembros de Gaijin Studios también compartían una gran tara: su lentitud. Ya sea porque los excelentes resultados requerían unos plazos laborales más amplios, porque trabajar como portadista o ilustrador resultaba más lucrativo o sencillamente por falta de disciplina, los dibujantes de este sello parecieron suscribir -para mal- a la etiqueta de dibujantes estrella. Por ello su obra posterior es bastante episódica y llena de grandes pausas profesionales. Algunos parecen haberse conformado con la labor de portadista, como Dave Johnson (100 Balas, Punisher MAX) o Brian Stelfreeze (Shadow of the Bat). Otros espacian sus proyectos enormemente como Hamner o Adam Hughes. Para el resto hay que contentarse con episodios de relleno aquí y allá para las grandes editoriales, sin proyectos a la altura de su verdadero talento a la vista (Pearson, Story). Tony Harris, como responsable de Starman y Ex Machina, tal vez sea el único que ha desarrollado su labor con cierta regularidad, si bien las sustituciones y/o retrasos en su labor suelen ser habituales.



Pese a la intermitente y errática labor de sus integrantes, Gaijin Studios continuó en activo junto a nuevos miembros como Georges Jeanty (Buffy Cazavampiros) o la colorista Laura Martin (Planetary) hasta que el pasado 2010 el estudio cerró sus puertas. Muy pocos se hicieron eco de la noticia, debido al descuido de un proyecto lleno de promesas que, por diversas razones, terminó quedándose en nada. Revisando la obra de sus artífices, grima da pensar en lo que pudo ser y no fue.

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