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Batman: the animated series (o los dibujos animados no son cosa de niños)

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 10/10/2012

En los últimos años las series animadas basadas en comics de superheroes han crecido en importancia, pasando de ser un mero derivado a producciones con autonomía propia y fieles seguidores en muchos casos ajenos al comic. Pero aunque la relación entre ambos medios data casi de sus respectivos orígenes, es evidente el salto cualitativo frente a las series de animación como las realizadas en los 60 sobre Spiderman o la JLA (Superamigos). Ese cambio se debe a Batman: The animated series (1992-1995).

Nacida del éxito de las dos películas de Tim Burton sobre el personaje, la serie fue desarrollada por un equipo encabezado por el ilustrador Bruce Timm y el guionista Paul Dini. El elemento distintivo del proyecto (y la clave de su éxito) fue la de ser capaz de combinar un tono serio, dramático y profundo con una estética cartoon. En otras palabras: aunque era un producto orientado para niños sus autores se tomaban muy en serio el desarrollo de las historias y personajes, sin caer en la violencia explicita pero bordeando el límite de la férrea censura animada. Así, personajes como Dos Caras, Clayface, Mr. Freeze o el propio Batman sorprendían por el dramatismo y la complejidad psicológica con las que eran desarrollados en algunas entregas.



Otra clave del éxito fue la gran fidelidad hacia el material original. Porque, además del citado díptico cinematográfico de Burton, en la serie es palpable la influencia de etapas definitorias como las desarrolladas como Dennis O´Neil y Neal Adams o Steve Englehart y Marshall Rogers. Además ocasionalmente había episodios concretos que adaptaban –con más o menos libertades- tramas concretas de los comics como El pez sonriente (el climax de la etapa de Englehart), Una bala para Bullock (una de las mejores historias de Chuck Dixon) o Cita en el callejón del crimen (famosa revisión del origen del personaje). Mención aparte merece La Máscara del fantasma (1993), adaptación del vilipendiado Batman: Año Dos que mejoraba notablemente el original y fue expandida hasta dar pie a un largometraje independiente. Pero la serie también aportó elementos de cosecha propia mediante personajes originales como la agente Renee Montoya o Harley Quinn, la trastornada pareja del Joker. Personajes que por su atractivo poco tiempo después fueron adaptados a la continuidad del comic.



Todo ello, unido a una animación, expresiva y detallada pese a su sencillez, y un gran reparto de voces, convirtieron la visión de Dini y Timm en algo más que “una serie para niños”. Batman: The animated series (retitulada The adventures of Batman & Robin en su última temporada) produjo un total de 85 episodios para luego ser continuada en The New Batman Adventures (1997-1999) y varios largometrajes animados como Batman & Mr. Freeze (1997) o The Mistery of Batwoman (2003) además de una serie de comic propia y varios videojuegos. Eso por no mencionar su relación directa con series paralelas como la futurista Batman Beyond, Superman: the animated adventures o Justice League Unlimited. O su influencia en las series animadas de la competencia como X-Men o Spiderman y el sello de largometrajes animados de la propia DC.



Batman: the animated series sentó por tanto un nuevo nivel de excelencia en lo que a adaptaciones animadas se refiere que producciones posteriores (The Brave and the Bold, The Batman) no han podido igualar. Un nivel de calidad que muchas veces se ha echado en falta en los propios comics del hombre murciélago. Ahora, con motivo de su 20º aniversario al aficionado español solo le queda una pregunta sobre la misma: ¿Cómo es posible que todavía no se pueda adquirir una edición completa en formato domestico de la misma?


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