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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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"¿Por qué nos cuesta tanto imaginar lo inimaginable?" Tony Stark, Invincible Iron Man #2
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007: al servicio secreto de la viñeta

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 31/10/2012

En Octubre de 2012 se cumple el 50º aniversario del estreno de James Bond contra el Dr. No, primera película del personaje creado por el novelista Ian Fleming. Pese a que su origen literario se remonta a 1953 fue su personificación en la gran pantalla lo que lo convirtió en un icono incontestable de la cultura popular. Más aún: en un arquetipo que desde entonces ha servido como referente para la figura del espía. Aunque su presencia directa en el cómic nunca ha sido equiparable a la de otros medios (literatura, cine, videojuegos) ello no quiere decir que sea escasa o exenta de interés.

De hecho Bond llegó a las viñetas mucho antes que al cine. En 1958 el diario británico Daily Express inició una adaptación de obra de Fleming por orden cronológico y en forma de tiras de prensa, comenzando con Casino Royale. Henry Gammide (guión) y John McLusky (dibujo) fueron los encargados de la tira, con McLusky dándole a Bond un aspecto rudo y su característica cicatriz en la mejilla derecha, elementos que serían obviados por la gran pantalla.



En 1966 el dúo sería reemplazado por el guionista Jim Lawrence y el artista de origen ruso Yaroslav Horak (con algún ocasional regreso de McLusky) con El hombre de la pistola de oro. En 1970, tras adaptar todos los textos del ya difunto Fleming así como Coronel Sun (la primera novela del personaje por otro autor) la tira comenzó a publicar historias originales del personaje, derivando en muchos casos hacia temáticas más fantásticas. A partir de 1977 las tiras pasaron a ser publicadas por el Daily Star hasta su cierre definitivo en 1983.



Casi al mismo tiempo Marvel retomó a Bond mediante la adaptación al comic de las películas de Roger Moore, empezando con la de Solo para sus ojos (1981) dibujada por Howard Chaykin. En 1989 los derechos pasaron a Eclipse, que encargo a Mike Grell la adaptación de Licencia para matar (1989) y Permission to die, una historia completamente original. Mucho más interesante fue el paso a Dark Horse en 1992. La editorial canadiense, verdadera especialista en sacar partido a licencias cinematográficas (Star Wars, Alien, Predator, Indiana Jones…) publicó un total de seis miniseries originales sobre el personaje a cargo de autores tan atractivos como Doug Moench, Paul Gulacy, Don McGregor, Russ Heat, David Lloyd o John Watkiss. Desgraciadamente los derechos pasaron a Topps Comics para una adaptación de Goldeye (1995) que nunca llegó a completarse y supuso la última aventura en viñetas del espía con licencia para matar. Por qué nadie ha intentado después echarle el guante a una licencia tan atractiva (o por qué sus propietarios se niegan a cederla) es algo que se me escapa.



Más allá de su presencia oficial resulta interesante rastrear la presencia oficiosa del agente 007 en las viñetas de las últimas décadas. Empezando por otras famosas tiras de prensa como Modesty Blaise –“la James Bond femenina” (sic)- o Agente X-9 de Archie Goodwin y Al Williamson, sin Bond es difícil entender trabajos tan fundamentales como la labor de Jim Steranko sobre Nick Furia, la etapa de Moench y Gulacy en Master of Kung fu (donde incluso se da a entender que Clive Reston, uno de los secundarios, es hijo del propio Bond) o las historias de Takao Saito para el implacable Golgo 13. Conjurada por Alan Moore para uno de sus relatos de The League of Extraordinary Gentlemen (el aún inédito Black Dossier), la figura de 007 planea por títulos tan distintos como Killer Instinc (de Jimmy Palmiotti y Phil Noto) o Secret Service, el nuevo proyecto de Mark Millar y Dave Gibbons. Aunque a título personal mi Bond oficioso favorito siempre será Deuce, el mentor de las Danger Girl de Jeffrey Scott Campbell cuyo parecido a un maduro Sean Connery poco hace para ocultar su origen. ¿Quién dijo que James Bond pintaba poco en las viñetas?


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