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La oscura trilogía del superhéroe de Warren Ellis

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 28/11/2012

Que a Warren Ellis le encanta provocar es algo bien sabido. Que le gusta coger géneros establecidos para retorcerlos y moldearlos conforme a sus retorcidos gustos, también. Y aunque llegó a tildar de “hongo infeccioso” (sic) al género de los superhéroes por su abusiva predominancia, ello no implica que desperdicie su potencial ni sus virtudes. De hecho Ellis estableció un punto y aparte en el género (The Authority), dotándolo de una espectacularidad cuya influencia aún se nota después de una década. Y también exploró las raíces de los superhéroes y sus lazos con la literatura pulp (Planetary) con resultados de lo más interesantes. Pero es en otro sitio donde el guionista ha explorado la naturaleza “moral” del superhéroe.



Black Summer va sobre superhumanos demasiado humanos. No Hero trata de superhumanos inhumanos. Supergod va sobre superhumanos sin rastro de humanidad en su ser, algo completamente diferente a nosotros”. De esta forma describe el propio Ellis este tríptico de obras que forman parte de su fecunda producción para Avatar Press. Tres obras independientes entre sí –pues no comparten personajes o argumento- pero hermanadas en su esencia de explorar el concepto de superhéroe desde un ángulo crudo, realista y muy poco optimista. Utilizando una óptica mucho más próxima a la ciencia ficción pura y dura más que al género de superhéroes tradicional, en estas historias se dan cita temas como el uso ético de la ciencia, los límites entre la ley y la justicia, el poder de los medios, las consecuencias políticas e incluso las implicaciones religiosas que supone considerar de forma seria la figura del superhéroe.



Black Summer da inicio cuando un superhéroe llamado John Horus asesina al presidente y la plana mayor del gobierno de los EE.UU. en respuesta a unas elecciones fraudulentas y una guerra ilegal en Irak basada en pruebas falsas. Ello desata una tormenta mediática, legal y militar en la que se ven implicados los antiguos compañeros de Horus, divididos entre apoyar a su camarada o pararle los pies. Dibujada por Juan José Ryp con su espectacularmente detallista estilo, Black Summer utiliza una premisa fantástica para hablar sobre el clima de tensión en occidente tras el 11-S y las sombras y dudas que aun planean sobre dicho suceso.

Ellis y Ryp vuelven a reunirse en No Hero, donde la figura del superhéroe sirve para reflexionar sobre el poder de la fama y los medios a través de un grupo de superhéroes llamado El Frente. Liderados por Carrick Masterson, ambicioso genio de la química sin escrúpulos, la historia se centra en su más reciente recluta, un ingenuo aspirante a superhéroe que oculta una sorpresa tan desagradable como mortal. La falta de ética y sentido común a cambio del éxito acaba degenerando en una orgia de violencia que Ryp plasma en todo su espectacular horror (lo que el protagonista hace con la columna vertebral de un personaje sencillamente hay que verlo para creerlo).



Por último Supergod lleva al extremo la épica de los superheroes para convertirles en seres divinos en el sentido más literal del término. Producto de la maquinaria industrial-militar de los principales países, los protagonistas de Supergod escapan a cualquier control posible. Situados por encima del bien, el mal o cualquier otra consideración de una humanidad a la que ven como una molestia inferior, estos Superdioses rehacen al mundo a su imagen y semejanza provocando catástrofes, matando a millones de personas y derrumbando la civilización como un niño haría con sus juguetes. Ryp es sustituido aquí por Garrie Gastonny que, pese a su versatilidad y a una planificación de página que sabe reforzar la épica de la propuesta, carece de la expresividad y la crudeza que habría aportado el dibujante español.

Quizás menos redondo y más esquemático que sus obras mayores, con todo este trío de títulos es uno de los trabajos más incisivos e interesantes de un guionista que demuestra que, tras la superficie genérica ya conocida, aun quedan cosas que rascar.


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