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La Atalaya del Vigía Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"La última vez que inspiraste a alguien fue cuando moriste." Batman a Superman / Crisis Infinita #1
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El final de la búsqueda

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 24/11/2010
La Atalaya del Vigía

Veintisiete números. Diez años. Cuatro (¿o fueron cinco?) parones editoriales. Dos autores. Una de las mejores series de la década. Ése es el balance en cifras de Planetary, serie cuya esperada conclusión acaba de llegar al mercado español.

En esos diez años mucho ha cambiando en el panorama del cómic en general y para sus dos autores en particular. Tras unos comienzos tambaleantes en el mercado USA, Warren Ellis comenzaba a afianzarse como uno de los autores más frescos, originales e iconoclastas del panorama yanqui gracias a Transmetropolitan y The Authorithy. John Cassaday era en cambio un recién llegado con apenas un par de trabajos de escasa repercusión (Union Jack, Desesperadoes) frente a su actual estatus de autor estrella. La propia editorial (Wildstorm) había pasado a integrarse dentro de DC cuando se lanzaba el primer número y ve hoy su cierre.

La premisa de lanzamiento era tan simple como ambiciosa. A través de tres peculiares personajes definidos como “arqueólogos de lo imposible”, Ellis y Cassaday proponían una reflexión del género de superhéroes y el trasfondo cultural tras el mismo (incluyendo campos relacionados como la literatura y el cine). El misterioso, gélido e irascible Elijah Snow, la mordaz y superfuerte Jakita Wagner y el mago de la información y chistoso vocacional Drummer -Batería- ejercían el protagonismo en una serie que cambiaba número a número, aunque sin renunciar a la construcción de una trama general. Cada nueva entrega ahondaba en un aspecto diferente de la cultura popular mediante los casos investigados por el grupo. Casos llenos de personajes y situaciones que remiten a las más variadas temáticas.
Ya desde el primer número (donde vemos un concilio de héroes de principios del siglo XX sospechosamente parecidos a Doc Savage, Tarzán, Fu Manchú o La Sombra) cada número es una sorpresa. Las películas de Godzilla, las historias de paranoia y espionaje de la Guerra Fría, el cine fantástico de los años 50, la literatura pulp, la obra de Julio Verne o Arthur C. Clarke, el origen de Superman, los cómics de la línea Vértigo, los seriales del Llanero Solitario,… La lista de referencias y homenajes que contiene la serie es contante e inteligentemente administrado por Ellis (a veces de forma directa y otras de manera solapada: cuestión de derechos legales). Conocer estos guiños no es imprescindible para seguir la serie, pero hacerlo añade nuevos niveles de lectura y disfrute a la trama. Algo que permite al guionista sorprender dando la vuelta a las ideas preconcebidas que esa referencialidad conlleva. Los principales villanos de la función –una versión maligna de los 4 Fantásticos de Marvel- son el mejor ejemplo de ello.

Tal cúmulo de referencias y de cambios de estilo difícilmente hubiese tenido el mismo éxito sin contar con los lápices de John Cassaday. Su estilo claro y limpio se complementa con una gran versatilidad (patente especialmente en las portadas, trufadas de homenajes y sin rasgos comunes entre sí), mejorando número a número y mostrando a cada página porque la cotización de Cassaday está por las nubes entre las principales editoriales.

El principal problema de la serie no vino del plano creativo, sino del editorial. Los continuos retrasos del guionista y su cada vez mayor implicación en proyectos paralelos provocaron continuos parones (hasta más de dos años llegaron a pasar entre un número y el siguiente) que seguramente afectaron a la repercusión del proyecto a la hora de captar nuevos lectores y mantener a los fieles. Con la serie recién concluida en su totalidad, servidor no puede menos que recomendar la adquisición y/o relectura de Planetary para poder apreciarla en su justa medida: una delicatesen que se encarama entre lo mejor que el cómic USA ha ofrecido en los últimos diez años.


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