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Superman y Batman: enemigos íntimos

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 24/07/2013

A falta de nuevas sorpresas, sin duda el bombazo informativo en la Comic-Con de San Diego 2013 es el anuncio de que la secuela de El Hombre de Acero acaba de convertirse en una película conjunta entre Superman y Batman.

Más allá de las cuestiones exclusivamente cinematográficas –como quién interpretará al hombre murciélago o cómo encaja esto conforme a un futuro film de la Liga de la Justicia- este proyecto cristaliza uno de los hallazgos argumentales más atractivos del universo DC: el tira y afloja entre ambos personajes, cuya muy distinta naturaleza y visión del mundo les han llevado a chocar frontalmente en varias ocasiones.



Considerados los dos pilares básicos del comic de superhéroes y la base sobre la que se sustenta en universo DC, los encuentros entre ambos se han producido de manera regular desde 1954 (World's Finest Comics nº 71). Sus aventuras conjuntas discurrían empero en un tono de camaradería y cordialidad, impuesto por la inocencia de la época. Fue en la década de 1980 -en las postrimerías de la Edad de Bronce del medio, con el realismo y los temas adultos cobrando mayor relevancia en el género-, cuando la cosa empezó a ponerse interesante de verdad. Fue Frank Miller con su crepuscular El Regreso del Caballero Oscuro quien puso sobre la mesa la tensión entre ambos personajes, que bullía desde su propia concepción pero en las que pocos habían reparado –o se habían atrevido a incidir-.



Para empezar estaba su propia naturaleza dispar. Mientras que la creación de Jerry Siegel y Joel Shuster es un ser con poderes sobrehumanos casi divinos, el personaje creado por Bill Finger y Bob Kane es un hombre normal y corriente que depende de su ingenio y recursos. Esa diferencia se extiende asimismo al terreno psicológico: mientras Superman es un ser de otro mundo que quiere encajar en el mundo normal y corriente, Batman es un ser humano que busca trascender su condición para poder llevar a cabo su misión. Su forma de enfocar el papel de héroe también es opuesta: mientras el hombre de acero va a cara descubierta y es una figura luminosa y de esperanza, el murciélago oculta su rostro y basa su presencia en la oscuridad y el miedo. Idealismo contra pesimismo. Poder sin límites contra poder limitado. Fuerza bruta contra maña. Confianza idealista contra desconfianza cínica.



A sabiendas o no Miller dio en el clavo, situando a ambos en los extremos de la figura del héroe –y añadiendo una lectura política a la misma- y culminando esa oposición en una épica batalla final. En los años posteriores muchos autores incidieron en la atractiva dicotomía entre ambos personajes: John Byrne –en su labor en las series de Superman y en la miniserie Generaciones-, Grant Morrison -durante su etapa en la JLA, Mark Waid y Alex Ross –en Kingdom Come- o Mark Millar –en Superman: hijo rojo- son algunos de los que han sabido sacar oro de las chispas que surgen cuando ambos personajes chocan. El concepto es tan potente que incluso acabó dando pie a una longeva serie regular basada exclusivamente en el mismo -Superman/Batman- que DC ha recuperado dentro de sus Nuevos 52. De hecho tal es la fuerza de la idea que ha trascendido a los propios personajes y al medio. Así, en la recomendable The Mighty Peter Tomasi y Keith Champagne proponían un juego mortal del gato y el ratón entre un ser superpoderoso y un humano que no engañaban a nadie en su condición de sosias. Por otro lado, las desavenencias entre Superman y Batman suponen el núcleo argumental del reciente videojuego Injustice: gods among us.



Así pues la futura película conjunta de Superman y Batman tiene mucha más miga que el típico esquema de confusión inicial, intercambio de golpes y alianza contra una amenaza común. Además de lo anterior también contiene un trasfondo argumental de un potencial dramático memorable. Solo es cuestión de ver si Zack Snyder y David S. Goyer, responsables del anunciado cruce, usan el enfoque adecuado o se quedan en la superficie.


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