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Jim Shooter: El monarca depuesto de Marvel

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 21/05/2014

La reedición de Secret Wars II por parte de Panini devuelve a la actualidad el nombre de Jim Shooter, personaje talentoso y polémico a partes iguales a quien se debe buena parte de los elementos creativos y comerciales de la Marvel de las últimas cuatro décadas.

Los comienzos de Shooter en la industria del cómic fueron precoces. Tanto que consiguió vender a DC su primer guión con tan solo… ¡catorce años! (sic). A pesar de su juventud, en 1965 Shooter comenzó a escribir historias para Legión de Superhéroes y Action Comics. Durante años compaginó esta labor con sus estudios y trabajos en el sector publicitario, hasta que en 1975 decidió dedicarse en exclusiva al cómic cuando Marv Wolfman -entonces editor jefe de Marvel- le ofreció un puesto como guionista y editor.

Jim Shooter comenzó su relación con Marvel en 1975 cuando Marv Wolfman decidió contratarlo como guionista y editor


El primer encargo importante de Shooter fue hacerse cargo del guión de Los Vengadores, iniciando una etapa recordada como una de las mejores de la historia de la cabecera. Comenzando en el #151 USA con la ayuda de dibujantes como George Pérez y Sal Buscema, Shooter narró historias emblemáticas como La Novia de Ultrón, La Saga de Korvac, La Trilogía de Nefaria o El Juicio de Chaqueta amarilla. Historias en las que introdujo nuevos personajes (Yocasta, Gravitón, Henry Peter Gyrich...) y redefinió elementos como la relación entre el Capitán América e Iron Man, el matrimonio entre Hank Pym y La Avispa o el recurso a villanos casi omnipotentes. Una etapa memorable que, con varias interrupciones entre medias, se prolongó unos cuarenta números marcando a autores posteriores. Un trabajo que alternó con historias de relleno para Capitán America, Iron Man, Daredevil o Motorista fantasma entre otras.

El Shooter guionista nos regaló verdaderos clásicos de Los Vengadores como la Saga de Korvac, La Novia de Ultrón o la Trilogía de Nefaria


Pero donde Shooter se labró su fama (para bien y para mal) fue como editor. Debido a un cúmulo de circunstancias en 1978 fue nombrado editor jefe de Marvel. Pese a su relativa inexperiencia tomó una serie de medidas que cambiarían el rumbo de la Casa de las Ideas. Comenzó a asignar las principales cabeceras a nuevos autores que reverdecieron los laureles creativos de la editorial, aumentando tanto la calidad de las series como sus cifras de venta. El resultado fueron obras como X-Men de Chris Claremont y John Byrne, Daredevil de Frank Miller, Thor de Walter Simonson, Los 4 Fantásticos de Byrne ó las etapas de Roger Stern en Spiderman y Los Vengadores.

El interés de Shooter por los macroeventos propició la llegada de las Secret Wars y su secuela




Asimismo potenció el mercado de la venta directa en librerías especializadas -impulsando nuevos formatos con mejores materiales de edición-, abrió el abanico creativo de la editorial con licencias de otros medios (Micronautas, Transformers, G.I. Joe) y el inicio de la línea Epic -donde además de material original propiedad de los autores se publicaron mangas y cómics europeos como Akira, Blueberry o las obras de Moebius-, auspició exitosos eventos como las citadas Secret Wars y su secuela (escritas por él mismo) y creó el Nuevo Universo, ambiciosa línea de títulos completamente nuevos e independientes.

La creación de la línea Epic permitió a Marvel adentrarse en otros gñeneros y medios


Pero toda cara tiene su cruz. Y es que a lo largo de toda su etapa como editor Shooter se convirtió en la pesadilla de guionistas y dibujantes a los que presionaba sin miramientos. Muchos se quejaron por el férreo control que imponía sobre su trabajo, obligándoles a rehacerlo si lo creía necesario (por ejemplo, fue Shooter quien decidió matar a Jean Grey al final de La saga de Fénix Oscura, en contra de los deseos de Claremont y Byrne) e imponiendo unos plazos de entrega inflexibles. La mano del editor era tan firme que varios acabaron por marcharse a otras editoriales. Otro punto negativo es que, a pesar de sus iniciativas a favor de los autores -además de la línea Epic, impuso un sistema de royalties-, Shooter se convirtió en el rostro de la editorial en su disputa legal contra Jack Kirby cuando este último reclamó la devolución de sus páginas originales. Algo que le situó como “persona non grata” tanto entre aficionados como profesionales. Todo ello, unido a las rápidamente menguantes ventas del Nuevo Universo, provocó que tras nueve años al frente de la editorial fuese destituido fulminantemente en 1987.

La decisión de que Jean Grey muriera al final de La Saga de Fénix Oscura se debe a Jim Shooter, a pesar de la oposición de Chris Claremont y John Byrne


Shooter, que no se tomo muy bien la decisión (llegó a reunir a un grupo de accionistas con la idea de comprar Marvel y poder despedir a sus antiguos jefes), salió de la editorial por la puerta de atrás encauzando sus esfuerzos en la creación de Valiant. Pero esa es otra historia. Lo que aquí importa es que pese a aureola negativa que ha rodeado su figura, la Marvel post-Shooter inició un camino que a punto estuvo de significar su desaparición en los 90. De hecho buena parte de las decisiones con las que Joe Quesada consiguió reflotar creativamente la editorial a partir del 2000 no distan mucho de las tomadas por Shooter años atrás. Visto en perspectiva el ogro no era tan fiero como lo pintaban. Es más, a la vista de algunas decisiones actuales de la editorial, hasta podría decirse era necesario.


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