Batman: Espiral Interminable El murciélago enamorado
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Después de un debut bastante esperanzador con la miniserie Cacofonía, Kevin Smith vuelve a reunirse con su amigo Walter Flanagan para adentrarse en el rico universo de Batman, personaje al que ambos adoran y, para la ocasión, Smith decide recuperar a una de las más memorables novias de Bruce Wayne, Silver St Cloud, que además conoce la doble identidad del millonario, lo que nos da una nueva perspectiva sobre el tema.
El guionista sabe bien hacia donde quiere dirigir la miniserie, y no duda en tomar prestados antiguos villanos de segunda, como el Barón Blitzkrieg, Edredón Loco o Cornelius Stirk, que comparten cartel con los archiconocidos Joker o Hiedra Venenosa. Pero en este caso, el verdadero protagonismo radica en el viejo amor de Wayne, que vuelve después de muchos años, y sobre todo, en la faceta más humana del héroe, a quien vemos en la mayoría de las páginas como un cansado Bruce, deseoso de ceder el manto del murciélago y disfrutar del amor que ha vuelto a encontrar.
La acción está muy bien dosificada durante todo el relato, sobre todo con la aparición del “jugador aún sin nombre”, un misterioso vigilante que parece empeñado en facilitarle la vida a Batman, sobre todo ahora que quiere disponer del mayor tiempo personal que le sea posible. Poco a poco, y apoyados con un gran uso de los flashbacks, iremos repasando las distintas etapas del personaje, tanto a nivel superheróico, con los Robin que han pasado por su vida, como a nivel personal, con sus pequeños escarceos amorosos con Catwoman, al tiempo que ponemos nombre y cara a Bafomet, la deidad con aspecto de cabra que va a jugar un papel fundamental en el tomo.
La parte gráfica vuelve a recaer en Walter Flanagan, amigo personal y trabajador de la tienda de cómics propiedad de Smith, que ha dado un importante salto cualitativo desde Cacofonía y que, sin ser un autor con un estilo especialmente característico, cumple sobradamente con el encargo. La única pega que podemos ponerle a la serie, y no referida a la calidad del producto, es que su extensión inicial de 12 números, que debían publicarse en dos tandas de 6 entregas separadas por varios meses sufrió incontables retrasos, decidiendo luego Smith que la conclusión de la historia iniciada aquí tendría lugar en una nueva miniserie llamada Batman: Bellicosity que, seis años después del final del tomo que hoy nos ocupa, no ha llegado a ver la luz. Es una lástima que una historia con tanto potencial haya quedado en el olvido y que los fans quizás nunca lleguemos a conocer la continuación del excelente cliffhanger con el que se cierra este volumen.
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