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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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Sandman Mistery Theatre: La justicia de los sueños

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 23/08/2017
La Atalaya del Vigía

Reinicios, recreaciones, versiones alternativas… El universo DC está lleno de personajes teóricamente repetidos pero que paradójicamente no podrían ser más distintos entre sí. Uno de los casos más representativos es The Sandman, creación original de Neil Gaiman pero nominalmente deudora de un olvidado personaje de la Edad de Oro. Personaje que a rebufo del éxito de su sucesor obtendría una serie propia: Sandman Mistery Theatre, de la que se cumple su 25º aniversario.

Lanzada con motivo de la creación de la línea Vertigo, Sandman Mistery Theatre nació con la clara intención de explotar el tirón comercial del título de Gaiman, publicitándose como un spin off que en realidad no era tal. Y es que más allá de una fugaz referencia explicando el don del protagonista para los sueños premonitorios, Morfeo y el resto de Eternos brillaban aquí por su ausencia. En su lugar estaba Wesley Dodds, personaje creado por Gardner Fox y Bert Christman en Adventure Comics #40 (1939). Uno de los primeros personajes del universo DC, miembro de la JSA y desaparecido de la continuidad tras Crisis en Tierras Infinitas. Atormentado por visiones oníricas sobre crímenes y armado con una pistola de gas narcótico y el rostro oculto bajo una máscara anti-gas Dodds se convertía en el justiciero apodado Sandman, actuando en las calles del Nueva York de finales de la década de 1930.


El guionista Matt Wagner decidió mantenerse cronológicamente fiel al material original pero dándole un giro que limaba todo el componente superheroico –pese a la ocasional aparición de personajes del género como Blackhawk, el Vengador Carmesí y las versiones clásicas de Hourman y Starman- y potenciaba las raíces de la literatura pulp del mismo. El otro gran cambio lo supuso su decisión de dar mayor peso a Dian Belmont, interés amoroso del protagonista que pasaba a obtener la misma importancia que este. Alejándose del típico florero femenino, esta versión de Dian era un personaje de personalidad fuerte, convicciones claras, ideas progresistas y sexualidad libre. Un carácter que complementaba al de un Dodds valiente y decidido en la acción pero torpe e inseguro en lo sentimental. Juntos formaban una pareja cuya atractiva química recuerda a las antiguas screwball comedies con un toque añadido de intriga.


Con un reparto de secundarios fijos –el fiscal Larry Belmont, padre de Diane; el temperamental detective Burke, obsesionado con detener a Sandman; el mayordomo Humpreys, discreto confidente de Dodds- Wagner, que a partir del #13 USA escribiría los guiones a cuatro manos con Steven Seagle (La Casa de los Secretos), planificó la cabecera en sagas de cuatro entregas centradas en una trama concreta.


Sagas que, pese a un continuo desarrollo de los personajes y su relación, podían ser perfectamente disfrutadas de forma independiente como si de un añejo serial cinematográfico se tratase. Wagner y Seagle utilizarían temáticas, escenarios y eventos históricos de los EE.UU. de la Gran Depresión pero aplicándoles una sensibilidad argumental rabiosamente moderna. Una combinación de suspense y ambientes de serie negra que implicaba poder hablar sin coartadas de asuntos como el racismo y la discriminación sexual, la aparición de ideologías como el comunismo y el feminismo, el auge del fascismo en Europa, las miserias de la crisis económica, los efectos sociales de las aplicaciones del progreso tecnológico ó el poder de unos cada vez más pujantes medios de comunicación.


Esa mixtura de clasicismo y modernidad, aportando frescura a una historia “retro” sin quedarse en la superficie, también se encontraba en el apartado gráfico firmado por Guy Davis. La aportación del dibujante, ocasionalmente sustituido por ilustradores como Michael Lark, Warren Pleece o Vince Locke, implicaba una detallada recreación de la época comenzando con el look clásico de los personajes -peinados, vestuario, tipos físicos- y terminando por la visualización de edificios y lugares emblemáticos de la Nueva York de antaño. Su narración clásica y sus colores apagados –que casi parecen buscar reproducir las características del blanco y negro- conjuraban un tono deudor de aquellos films del Hollywood pre-Code por los que pululaban James Cagney, Jean Harlow, Clark Gable o Barbara Stanwyck con una vitalidad que esquivaba el mero ejercicio de estilo.


Discretamente pero sin pausa, la serie alcanzaría un total de setenta entregas y un anual antes de finalizar su trama con el protagonista a punto de embarcarse en al IIª Guerra Mundial. Mención aparte merece el especial Sandman Midnight Theatre, co-escrito por Gaiman y dibujando por Teddy Kristiansen, en cuyas páginas se narra el encuentro entre Dodds y Morfeo en un estimable crossover perfectamente integrado en la cronología de ambos personajes. Recuperado para la continuidad principal, una versión anciana de Dodds aparecería paralelamente en títulos como Starman, JSA y Kingdom Come convirtiéndose en un caso insólito: el de un personaje de la Edad de Oro cuya mejor época hay que buscarla en los poco respetuosos años noventa. Publicada íntegramente en España por Planeta en su momento, la insuperable calidad media de la serie así como su singular estructura argumental hacen de ella una candidata perfecta para su inclusión en el catálogo de ECC que esta última editorial no debería dejar pasar.


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