Marvel Gold - Los Vengadores Costa Oeste: La Búsqueda de la Visión John Byrne lleva a los “otros” vengadores a la grandeza
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Aquellos que nos ponemos nostálgicos con el mero recuerdo de los años ochenta tenemos muchas razones para hacerlo. No olvidemos que esos años marcaron a toda una generación gracias a la llegada de una serie de películas, libros y, por supuesto, cómics que redefinieron el entretenimiento por completo. Creadores como Steven Spielberg, George Lucas, Joe Dante, Chris Columbus (y sí, señores, se merece estar en esta lista aunque sólo sea por su guión para El Secreto de la Pirámide…), John Hughes, John Carpenter, David Lynch, George A. Romero, Sam Raimi o Robert Zemeckis conquistaron la taquilla y la mente de los espectadores con obras irrepetibles que cambiaban las reglas de lo visto hasta aquel momento en cualquier pantalla.
Por supuesto, esta onda creativa también se dejó ver en el noveno arte con la llegada de toda una ola de títulos con un aire más adulto y oscuro que parecía querer dinamitar la creencia que afirmaba que los cómics eran cosa de niños. Como se ha escrito hasta la saciedad, estamos en la época de Watchmen, La Broma Asesina, El Regreso del Señor de la Noche, Animal Man o Sandman. Pero en muchas ocasiones, la llegada de estas absolutas obras maestras enmascara que esa búsqueda de una mayor calidad también impregnó el cómic mainstream y que no sólo de Moores, Gaimans y Millers vivieron las viñetas de aquella época.
Si no sabes qué hacer, llama a Byrne
John Byrne era un autor bien conocido en el mundillo comiquero gracias a su faceta como dibujante en la Patrulla-X durante la más celebrada etapa del título junto a Chris Claremont. Sin embargo, pronto quedó claro que sus aspiraciones no se limitaban al dibujo e, historias acerca de sus aportaciones a los guiones mutantes aparte, que que quería dar el salto a autor completo.
Pronto, su genio capturó a los lectores gracias a sus inmensos trabajos en Los 4 Fantásticos o Alpha Flight donde puso de manifiesto su capacidad para redefinir a sus personajes sin perder la esencia de los mismos o su interés por narrar historias de escala universal. Sus ansias creativas le hicieron aceptar el encargo de DC Comics de relanzar a Superman tras los hechos narrados en Leyendas con la miniserie El Hombre de Acero, para continuar al frente de la franquicia en una de las más comentadas y queridas etapas del personaje.
Tras dejar la colección, Byrne buscaba nuevos retos y volvió a Marvel para encargarse de una nueva serie de títulos. En esta etapa lanzó imprescindibles obras como Namor, Iron Man, Hulka -que no debería faltar en ninguna librería superheroica y que Panini recuperó hace unos meses en una edición espectacular- y estos Vengadores Costa Oeste que nos ocupan.
La que fuera una de las colecciones fuertes de la Casa de las Ideas había ido languideciendo en los últimos tiempos debido a la imposibilidad de los equipos creativos para recuperar esa grandeza vengadora con la que comenzaron. Tras el periplo temporal del equipo de Ojo de Halcón, la serie había caído en una especie de letargo y los lectores habían comenzado a abandonar el barco.
“Mi historia de la Visión”
Lo primero que Byrne dejó claro es que uno de los puntos principales de su etapa sería La Visión. El sintezoide siempre había contado con las simpatías del autor pero quedaba claro que la realidad actual del personaje no era del agrado del Byrne escritor. Casado con la Bruja Escarlata y padre de dos niños, el vengador llevaba la vida soñada por cualquier americano con una casa de vallas blancas y algún ocasional encuentro con el villano de turno.
Sin embargo, todo iba a cambiar de manera drástica debido al rapto de La Visión por parte de una oscura organización. Su desaparición sumiría a Wanda en una espiral de desesperación que se vería incrementada por la extraña locura que parecía atacar a todas las niñeras de sus hijos y la irrupción de un misterio referente a la creación de su marido.
La intención de Byrne era demoler lo mostrado por Marvel hasta el momento y reconstruir -nunca mejor dicho- al personaje desde cero. De esta manera, cuando los Vengadores encuentran a su compañero perdido, este habrá sido desmantelado y rehacerlo le llevará a perder todas las emociones, recuerdos y experiencias vividas hasta antes de su secuestro.
Aunque el foco principal de su etapa estaba situado sobre la Visión y la Bruja, el guionista comenzaría a desarrollar tramas paralelas como la del retorno a un estado salvaje y depredador de Tigra, la llegada del USAgente al equipo, la aparición de los inigualables Vengadores de los Grandes Lagos o la del verdadero “parentesco” del sintezoide. Todo un despliegue de calidad y aventura que convierten este volumen en una lectura obligatoria para todos los aficionados al mejor cómic superheroico.
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