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Capitán Britania: Las semillas de la revolución

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 24/11/2018
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Aunque principalmente conocido por sus apariciones en la franquicia X-Men, el personaje del Capitán Britania tiene tras de sí una ilustre trayectoria previa a cargo de autores de renombre que precisamente dieron sus primeros pasos en la industria gracias al personaje. Una etapa relativamente desconocida que Panini Cómics acaba de recuperar en una lujosa edición en tomo que a nadie debería pasar desapercibida.

Creado en 1976 por Chris Claremont y Herb Trimpe, el Capitán Britania nació por el deseo de Marvel de potenciar la edición de sus cómics en el Reino Unido creando un personaje autóctono pensado para ser publicado exclusivamente en el mercado británico. Así en Captain Britain Weekley #1 -publicación antológica semanal que alternaba la edición de material USA con el creado específicamente para la división británica- se presentaba a Brian Braddock, un joven estudiante de ciencias que era elegido por un ente extradimensional llamado Merlyn para ser nuevo defensor de Gran Bretaña. Mediante pequeñas historias de ocho páginas que mezclaban elementos prototípicos de superhéroes con detalles de la mitología artúrica y un tono rabiosamente británico (subrayado por el diseño con motivos británicos de su uniforme), el personaje se fue haciendo un hueco en el corazón de los lectores, llegando a ser presentado al público norteamericano mediante su aparición en la serie Marvel Team-Up.


Esa misma popularidad propició que el personaje sobreviviera a la cancelación de su cabecera inicial para ser recuperado como complemento en sucesivos títulos antológicos de Marvel UK como Marvel Superheroes, The Daredevils y The Mighty World of Marvel. Inicialmente editadas en formato blanco y negro, estas nuevas historias vinieron marcadas por la llegada de un casi debutante Alan Davis a los dibujos. Ya en su primera historia, Davis dejó huella sobre el personaje rediseñando su uniforme para darle un aspecto más funcional, eliminando los motivos heráldicos –su cetro, la imagen del león en el pecho- en favor de la bandera inglesa. La llegada de Davis también coincidió con un cambio de tono narrativo cuando el guionista Dave Thorpe decidió dejar de lado el trasfondo mitológico de las historias previas para abrazar la ciencia-ficción más oscura mediante una trama donde Braddock era transportado a una Inglaterra alternativa de carácter filo-fascista. Un escenario en evidente sintonía crítica con el thatcherismo de la época que fue recogido por su sustituto, un joven guionista lleno de ideas rompedoras llamado Alan Moore.


Tomando el nuevo escenario imaginado por Thorpe, Moore le dio un giro aún más oscuro introduciendo a personajes como James “El Loco” Jaspers, un mutante desquiciado con el poder de alterar la realidad a su antojo, y La Furia, un androide multiforme, letal e imparable programado para exterminar superhéroes. A lo largo de los dos siguientes años, el tándem Moore-Davis elaboró una larga trama en la que expandían la mitología del personaje –la aparición del Cuerpo de Capitanes Britania, formado por las contrapartidas del personaje en centenares de universos alternativos-, ampliaron y desarrollaron el reparto de la serie -su hermana Betsy Braddock, futura Mariposa Mental; Merlyn y su hija Roma; la manipuladora burócrata dimensional Saturnina; los criminales de la Banda Loca; los mercenarios de la Tecno-Red- y crearon una inquietante trama en la que el Jaspers de su propio mundo comienza a repetir los pasos de su alter-ego alternativo, convirtiendo Inglaterra en un estado policial con campos de concentración. Todo ello dibujando por un Davis que se veía obligado a convertir la necesidad en virtud, forzando sus dotes como dibujante para poder incluir todos esos elementos en capítulos cuya reducida extensión oscilaba entre seis y diez páginas. Un tortuoso proceso de aprendizaje cuyos frutos pueden ser observados a medida que progresan los capítulos y vemos el crecimiento de Davis como narrador visual.


Visto con perspectiva el serial de Moore y Davis se adelantó a la revisión adulta y realista del cómic de superhéroes que iba a llegar solo unos años después. Es más: si uno hila muy fino puede ver aquí una suerte de ensayo de lo que posteriormente serían algunas de las obras más conocidas de Moore. Así, el episodio donde Brian es asesinado por la Furia y su cuerpo y mente son recreados por Merlyn precede a La Lección de Anatomía con la que Moore reinventaría a la Cosa del Pantano. Su descripción de una Inglaterra totalitaria donde los diferentes son detenidos y eliminados coincide con el tenebroso futuro de V de Vendetta. La campaña política de Jaspers para ilegalizar a los superhéroes recuerda a ley Keene de Watchmen; y por último el enfoque realista, crudo y violento del uso de habilidades sobrehumanas tiene más de un punto en común con Miracleman –quien por cierto tiene un fugaz cameo en una viñeta como una de las víctimas de la Furia (sic)-.


Tras la marcha de Moore por desacuerdos con la editorial –lo que supone el morbo adicional de ser hasta la fecha el único trabajo “oficial” del barbudo de Northampton para Marvel-, los guiones pasaron a manos de Jamie Delano, intimo de Moore y con su mismo afán rompedor y polémico a la hora de abordar el género. Siempre junto a Davis en la parte gráfica Delano continúo las líneas argumentales de su predecesor, introduciendo al personaje de Meggan y su transformación de criatura peluda a belleza de rasgos élficos, los turbios manejos de la organización gubernamental CER y recuperando al villano Maestro Asesino.


Esta nueva etapa del personaje vería la luz como parte de la cabecera antológica Captain Britain Monthly pero tras su cierre apenas catorce entregas después Chris Claremont volvió a entrar en escena reclamando a Brian como uno de los protagonistas de Excalibur. En dicha nueva serie regular para Marvel USA, asimismo dibujada por Alan Davis, el patriarca mutante tuvo la astucia de aprovechar todos los logros y aportaciones hechas por otros al personaje durante su ausencia. Pero eso es otra historia que daría al menos para otro artículo. De momento basta con rememorar las virtudes de una joya del cómic de superhéroes cuya calidad y valor histórico no siempre han sido apreciados como se merecen.


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