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La Atalaya del Vigía Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
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¿Deberían volver los 90?

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 18/01/2012
La Atalaya del Vigía

Superado el inicial impacto (económico y mediático) tras el relanzamiento de DC y sus “Nuevos 52”, parece que las aguas vuelven a su cauce y la editorial empieza a hacer balance. Las ventas hablan y seis de las nuevas series (OMAC, Men Of War, Mister Terrific, Hawk And Dove, Blackhawks y Static Shock) han sido canceladas en su octavo número debido a las bajas ventas (menos de 20.000 ejemplares). Claro que, sin espera alguna, la editorial ha cubierto el hueco lanzando seis nuevas series (Batman Incorporated, Earth 2, World’s Finest, Dial H, G.I. Combat y The Ravagers) y realizando cambios en el equipo creativo de varias colecciones que se mantienen pero cuyas ventas disminuyen peligrosamente.

Lo más llamativo de esta maniobra es contemplar cómo entre los autores asignados a esas nuevas series/recambios encontramos nombres como los de Scott Lobdell, Jim Lee, Rob Liefeld, Tom DeFalco, Fabian Nicieza y Howard Mackie así como los editores Bob Harras y Bobbie Chase. Nombres todos ellos conocidos (para bien o para mal) de la Marvel de los años 90. De hecho, Liefeld (dibujante de la fenecida Hawk and Dove) pasará a ser responsable como guionista y/o dibujante de hasta tres series (Grifter, Deathstroke y Hawkman). No voy a negar que tengo simpatía por ROB e incluso que le admiro como empresario, pero artísticamente siempre ha dejado bastante que desear. Que DC le haya convertido en uno de los principales valores de su nuevo universo y promocione a guionistas tan grises como Lobdell, Mackie o Tony Daniel desde luego no pinta nada bien. Y menos para el aficionado algo veterano que padeció en sus carnes la década de los 90.
Claro que, desde el punto de vista editorial, la cosa puede ser diferente. En pasadas Atalayas hemos visto cómo la infame crisis económica está teniendo sus efectos en el mundo del cómic. Efectos tanto al nivel más alto como al más cercano de la industria. Pero, a nivel económico, los 90 –especialmente su primera mitad- fueron una época de esplendor en que la comercialidad primaba sobre la calidad, el mercado de especulación alcanzó su cima y las ventas alcanzaban cifras multimillonarias. Teniendo en cuenta el difícil panorama actual, quizás los capitostes de Warner –propietaria de la editorial- han pensado que no es mala idea volver a aquella situación y sus fórmulas. Porque, ¿de qué sirve primar la calidad de los cómics si luego nadie los compra? Después de todo DC es una empresa, no una ONG para artistas. De ser así, el lector tendría que hacer de tripas corazón y volver a una época de sequía creativa a cambio de la pervivencia del medio.

No obstante, dudo que la situación pueda repetirse por dos motivos. El primero es que el mercado ha cambiado notablemente (soportes digitales, mayor consideración generalizada del cómic, sinergia con otros campos como el cine, los videojuegos, etc) y el segundo es que el boom de los 90 probó ser un fenómeno a corto plazo. El cómic USA de aquella década se convirtió en una máquina de hacer dinero que terminó devorándose a sí misma, dando pie a cancelaciones masivas, cierre de editoriales y profundos cambios en el esquema editorial.

Desde mi humilde opinión, creo que la solución debería ser algo intermedio. DC (y Marvel, ya puestos) debería ser realista y comprender que, en la actual situación económica, el mercado actual da de sí lo que da de sí. Por tanto, en lugar de asfixiar al lector con cada vez más series, deberían reducir su oferta poniendo más cuidado en la calidad de la misma. Algo que podría complementarse con lanzamientos especiales –miniseries, tomos, etc- en manos de autores de calidad y tirón contrastado. A larga, todos (editoriales, autores, lectores, el propio cómic como medio) saldrían ganando.


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