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Jeph Loeb: yo, yo mismo y Tim Sale.

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 07/03/2012

De todos los guionistas que pueblan la industria del cómic USA, posiblemente pocos sean tan desconcertantes como Jeph Loeb. Proveniente del mundo del cine y la televisión, su gran afición a los cómics desde niño hacía inevitable que acabase trabajando en el medio. Precisamente su debut supuso el inicio de su colaboración con Tim Sale, un dibujante con el que casi ha desarrollado una carrera aparte.



Y decimos aparte porque, tras vistazo general a su obra, casi parece que estemos hablando de dos guionistas diferentes. El primero es el Loeb que fichó por Marvel a principios de los 90 para ocuparse de varias series de la línea mutante (Cable, X-Force), de aquel aborto llamado Heroes Reborn y que fue el socio habitual de Rob Liefeld en sus aventuras editoriales (Awesome Entertaiment). Se trata de un guionista que propone argumentos sencillos, sin pretensiones, cargados de acción sin pausa y pensados específicamente para resaltar los puntos fuertes del dibujante que se va a encargar de ilustrarla. El resultado en el mejor de los casos es un cómic distraído, con grandes escenas de despliegue gráfico y que se olvida en cuanto termina (Batman: Silencio, Superman & Batman, Nuevos Ultimates). En el peor da pie a una sucesión de ideas de bombero retirado y/o de escenas supuestamente impactantes y provocadoras desarrolladas con la precisión de un francotirador ciego. (Ultimates 3, Ultimatum, Increible Hulk). La excepción a esta regla son los emotivos especiales sobre la muerte del Capitán América (Hijo caído), donde el tono elegiaco y tristes circunstancias personales (Loeb acababa de perder a su hijo adolescente) dieron como resultado un trabajo notable.



Luego está el Loeb que trabaja con Sale. Su primer trabajo conjunto fue Investigadores de lo Desconocido, donde retomaron unos viejos personajes de Jack Kirby y los reformularon desde una perspectiva más moderna, utilizando asimismo una variada mezcla de géneros y registros con inventivas planificaciones narrativas. Un cómic memorable del que muy pocos tuvieron noticia, debido a la escasa repercusión de sus protagonistas. Cosa muy distinta a los especiales que realizaron sobre Batman en tono a la temática de Halloween (Haunted Knight) o Superman: para todas las estaciones. Esta última, que revisaba los orígenes de Superman sentaría la base para sus posteriores trabajos: historias de carácter nostálgico y retrospectivo con una caracterización, tono y desarrollo argumental mucho más elaborados, memorables y dotados de un sello propio.



Tras un paréntesis en Marvel (Lobezno & Gambito: Victimas) el dúo se consagraría definitivamente con Batman: el largo Halloween. Esta miniserie, que retrocedía a los tiempos de Batman: Año Uno, proponía una absorbente intriga de asesinatos, mafia y traiciones que redefinía la relación entre Batman, James Gordon y Harvey Dent así como la trágica conversión de este último en Dos Caras. Una obra que se adivina como referente primordial en los Batman de Christoper Nolan y que dio pie a una secuela (Dark Victory) y un derivado (Catwoman: si vas a Roma) igualmente destacables. Posteriormente el dúo puso rumbo a Marvel para sus series de “coloresDaredevil: Amarillo, Spiderman: Azul y Hulk: Gris, esplendidas revisiones del origen de los citados personajes.



Los numerosos compromisos de Loeb con la televisión (Smallville, Perdidos, Héroes) dejaron en el aire un proyecto sobre el Capitán América (Blanco) que de momento parece perdido en el limbo. Ocupado actualmente en la división televisiva de Marvel, el regreso de Loeb a las viñetas acaba de producirse con la miniserie mutante X-Sanction. ¿De cuál de los dos Loeb proviene esta obra? No hace falta ser un genio para saberlo ni para lamentarlo.


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