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                                                        DC Black Label - Waller Vs. Wildstorm   Amanda Walller: Año uno                                                               
  La línea Black Label llegaba a DC hace algunos años envuelta en el misterio. Algunos aseguraban que se trataba de un lavado de cara para el desaparecido sello Vertigo, que sin embargo ha hecho un inesperado regreso hace algunos meses. Otros tenían claro que este sello iría impreso en la portada de aquellos títulos subidos de tono, que por su enfoque no pudieran llegar a las librerías en formato comicbook. Otra parte de los lectores ponía el acento en que estos proyectos estaban situados fuera de la continuidad, por lo que podían contar historias de los personajes que sucedían en su pasado, sin importarles que casara con la actualidad de los mismos, haciendo y deshaciendo así a su antojo.
 Lo cierto es que, a medida que han ido llegando los proyectos de este recomendable sello adulto de DC Comics, una cosa ha quedado clara, a la postre uniendo todas las teorías anteriores: estos proyectos permiten a los autores que se encargan de guionizarlos y dibujarlos la libertad más absoluta, tanto en el formato, número de entregas, tamaño, cadencia y extensión, como en el Universo o momento temporal en que tienen lugar. Si la premisa es buena, el proyecto saldrá adelante, y como muestra, han llegado a nuestras librerías series tan dispares como Superman: Año Uno, Batman: Condenado o Blanco Humano, por citar algunos. La constante em todos ellos, obras de gran calidad que ofrecen una mirada distinta a los personajes que creíamos conocer. En el nuevo tomo que ahora nos ofrece Panini, Evan Narcisse y Spencer Ackerman nos ofrecen una historia que redefine el origen de Amanda Waller, o más exactamente, que aprovecha todo el bagaje de las historias noventeras del sello Wildstorm para traernos una historia de intrigas y espionaje que tiene lugar durante la guerra fría, cuando la organización Checkmate daba sus primeros pasos.
 
 
 En este relato, Waller trabaja bajo las órdenes de Jackson King, al que los lectores recordarán como Battalion, y dirige su propia base con el puesto de “caballo” de esta organización. Poco a poco se irán añadiendo nuevos personajes al tablero de juego, para que tenga lugar la partida de ajedrez (era inevitable la comparación) con la que Waller quiere hacerse con el poder. Mezclando pasado y futuro, y con constantes guiños al pasado de los personajes, la miniserie de cuatro entregas funciona como una versión adulta de los personajes de Wildstorm, que aquí se dejan de dientes apretados y complicadas poses para formar parte de una gigantesca conspiración que tiene infinitas ramificaciones. Al dibujo tenemos a Jesús Merino que, ayudado por el entintado de Vicente Cifuentes, aprovecha al máximo las virtudes de este formato de mayor tamaño, para dejarnos estupendas splash pages durante toda la obra. De nuevo, una forma distinta para recuperar al grupo de  héroes noventeros, que sobre todo disfrutarán a los que conocimos los inicios del sello Image, por las constantes referencias a estos comienzos editoriales.
 
 
 
 
         
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