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Northlanders: La trilogía Islandesa Comic Digital
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"Cuando uno apuesta en serio, algo tiene que ser destruido" Kenji Endo / 20th Century Boys
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Northlanders: La trilogía Islandesa

ECC publica el séptimo y último volumen

Un artículo de Mario Olivera - Introducido el 27/10/2012

El proyecto que se sacó de la chistera el guionista Brian Wood hace ya algunos años llega a su final en esta Trilogía Islandesa. Alejada de los parámetros marcados por un sello como Vertigo, los vikingos de Wood dejaron bien claro desde el principio que la forma de aterrorizar a los lectores distaba mucho de los métodos usados por dioses con pinta de cantante gótico o de predicadores lenguaraces. Lo suyo era más bien el saqueo, batallas sangrientas y pocas ganas de hacer prisioneros.

El canto del cisne de la colección se compone de nueve números agrupados en tres trilogías, cada una de ellas centrada en un miembro de un clan vikingo, los Hauksson. La llegada de los primeros norteños a Islandia en el año 871 es el punto de arranque de esta apasionante narración.



Poco a poco se nos irán presentando distintas generaciones del mencionado clan y, claro está, cuales serán las motivaciones que muevan a estos sanguinarios personajes: la tormentosa relación entre un padre y un hijo, entre un hermano rendido a la religión y su aguerrida e inteligente hermana o entre un marido y su esposa.

Si algo tienen en común todas estas historias es la actitud de los Hauksson frente a los “invasores”, aquí plasmado en otro clan, los Belgarsson, con los que se disputarán el control de las tierras a lo largo de los años.



Para ilustrar cada una de las trilogías se ha contado con tres dibujantes distintos, todos ellos de una calidad indiscutible: Paul Azaceta, Declan Shalvey y Danijel Zezelj. El aspecto gráfico de este último volumen, al igual que el de toda la serie, consigue una homogeneidad que en ocasiones parece que estemos frente a un comic europeo en lugar de uno americano.

Tras la lectura del último número de la colección se nos queda un sabor agridulce. Por un lado, la sensación de haber disfrutado de una gran serie capitaneada por un Brian Wood que ha tenido toda la libertad para crear lo que ha querido, sin ningún tipo de censura. Y por otro, que debido a la estructura de Northlanders, podría haber seguido mucho más, tanto como historias tuviera pensadas Wood. Sin embargo, la entrega número cincuenta supone el adiós definitivo a una serie que quizás no gozó del apoyo del público pero que en todo momento ha derrochado calidad en cada una de sus páginas.


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