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Las cuatro fases del nuevo Caballero Luna

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 29/11/2016
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De entre los muchos personajes que pueblan el universo Marvel el Caballero Luna es uno de los más particulares. Situado temáticamente en una suerte de encrucijada de géneros por su creador Doug Moench, Marc Spector y sus alter egos exigen una serie de circunstancias para poder desplegar adecuadamente todo su potencial.


Superhéroe, mercenario, avatar de una deidad egipcia, esquizofrénico paranoide… a lo largo de los años distintos guionistas han explorado sus muchas facetas. A mediados de los ochenta Alan Zelenet potenció el aspecto místico del personaje mediante aventuras más propias del Dr. Extraño en una serie que fue rápidamente cancelada. Durante los primeros noventa Chuck Dixon simplificó a Spector eliminando sus otras personalidades y centrándose en su faceta superheroica, convirtiéndolo en una marca blanca -nunca mejor dicho- de Batman. Ya en el siglo XXI, Charlie Huston se centró en sus problemas mentales y su faceta más violenta. ¿El resultado? Una versión (aun más) trastornada de Punisher. Y mejor no mentar a Brian Michael Bendis pinchando en hueso con un enfoque que reducía al protagonista a mero imitador de otros héroes. Tratamientos todos ellos no exentos de interés, pero fallidos al no entender que lo que hace especial al Caballero Luna es la combinación adecuada de todos ellos. Una suma que la más reciente cabecera del personaje parece haber logrado resolver satisfactoriamente.


Ubicada dentro de la línea editorial oficiosamente bautizada como Marvel Hipster, la nueva serie del personaje parece estructurarse en forma de arcos argumentales de seis entregas, cada uno a cargo de un autor distinto. Sin embargo, y pese a esto último, la nueva serie goza de un extraño equilibrio en el que cada guionista se lleva a la trama a su propio terreno pero compartiendo una misma visión del personaje y su entorno. Sin desdeñar la continuidad previa, Warren Ellis presentaba un nuevo estatus para el personaje, rediseñándolo argumental y estéticamente. Trabajando ahora en solitario, Spector se presenta con tres nuevas identidades: el investigador y consultor policial Sr. Luna, el Caballero Luna –dotado de un nuevo traje e instrumentos de alta tecnología- y la personificación del propio Khonshu, que luce un aspecto de ave esquelética (sic). Mediante esta última personalidad Ellis aclarará finalmente el ambiguo estado mental del protagonista, estableciendo una relación directa entre sus cuatro personalidades y los cuatro aspectos de la deidad lunar con la que se relaciona. Spector sufre T.I.D (trastorno de identidad disociada), sí, pero dicho trastorno es fruto de haber sido “poseído” por el dios lunar de la mitología egipcia.


Junto al dibujante Declan Shalvey, Ellis planteó su estancia mediante historias autoconclusivas, constituyendo cada una un ejercicio narrativo singular tanto en forma como en fondo: una trama sobre un francotirador donde las viñetas desaparecen progresivamente mientras elimina a sus objetivos; el rescate de una niña secuestrada en un edificio ocupado por criminales visualizado como un largo plano secuencia; la venganza de un villano relatada desde el particular punto de vista de este… Ellis convierte así cada entrega en algo fresco, original e impredecible.


Brian Wood se encargó de sucederle, aprovechando tanto el nuevo estatus del personaje como la idea de su predecesor de otorgar a cada entrega un tono narrativo distinto (cf: el episodio narrado íntegramente a través de cámaras de vigilancia y teléfonos móviles). Pero en lugar de historias independientes Wood elaboró una saga con aroma de thriller político relacionada con un dictador africano y la venganza de una de sus víctimas. Una trama con elementos de denuncia en la línea del autor de DMZ. Tras la misma, Wood cedió el puesto a Cullen Bunn (Masacre), que se alejó del realismo previo para abrazar el lado más sobrenatural del personaje con una serie de historias que enfrentan a Spector con un siniestro culto consagrado al propio Khonshu. Por último, el actual volumen (fruto del enésimo relanzamiento editorial) que acaba de publicarse nuestro país tiene al cada vez más cotizado Jeff Lemire como guionista, estrenándose con una saga que se inicia con Spector recluido en un manicomio mediante una paranoica historia que cuestiona todo cuanto el protagonista (y el propio lector) creían dar por sentado, llevando la trastornada psique del protagonista más allá de donde ningún guionista ha llegado antes.


Héroe enmascarado, justiciero urbano, sacerdote de una fe arcana, demente con delirios… tras muchos años el Caballero Luna ha recuperado su condición de personaje con múltiples facetas. Y curiosamente ha sido gracias a la labor de cuatro autores diferentes. Como cuatro personalidades tiene el personaje y cuatro fases muestra el astro que le da nombre. Un plenilunio que ojala tenga la mayor de duración posible.


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