Wonder Woman #8

Azzarello y Chiang siguen presentando la mejor colección DC del momento

Wonder Woman #8 USA - 2014
Guionista:Brian Azzarello
Dibujante:Cliff Chiang, Goran Sudžuka
Editorial:ECC Ediciones - 96 páginas - color Precio:8,95€

PUNTUACION
4/5

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Aprovechando el final de 2014 y el inicio de este esperanzador 2015 (en el ámbito comiquero), es un momento genial para repasar uno de los últimos volúmenes de una de las series comerciales más interesantes del panorama actual. Ya lo hemos dicho en otros momentos, en otras críticas, pero aprovechando el cada vez más cercano desenlace de la etapa de Brian Azzarello en nuestro país es imprescindible que lo recordemos: Wonder Woman es la serie de DC que hay que leer. Justo en un momento en el que la editorial está definiendo su continuidad, una vez más, y estableciendo las líneas maestras de sus próximos eventos, la Wonder Woman de Azzarello se convierte, cada cuatro meses en el mercado español, en el bastión, en el referente de que la originalidad y el buen hacer aún no han desaparecido del todo en la editorial norteamericana.

Diana necesita encontrar urgentemente aliados para enfrentar los oscuros tiempos que se ciernen sobre ella

Este octavo tomo es la continuación natural de la historia que el guionista norteamericano lleva narrando en estos meses. A las puertas del enfrentamiento final con el Primogénito, con una Cassandra desatada y con la locura que azota ahora a los dioses del Olimpo, Diana intenta desesperadamente conseguir aliados. Convertida en Diosa de la Guerra por un azar del destino (bueno, más o menos), acude al único lugar en el que podría sentirse a salvo y trazar una estrategia. De este modo, la isla de las Amazonas y sus habitantes vuelven a ser protagonistas de un volumen que explora a fondo el status del pueblo de Wonder Woman tras los apocalípticos acontecimientos que sacudieron esta valerosa sociedad. Azzarello juega con maestría sus cartas a través de los personajes secundarios (Zola y su bebé, Hermes), poniendo de los nervios probablemente una vez más a los seguidores más clásicos al no aprovechar la infinita continuidad e historia del personaje. De cualquier forma, hay que destacar especialmente el uso que se le da a Hera, que comenzó la serie, la partida, de un lado del tablero, y al final ha acabado revelándose como un personaje lleno de matices que ha dado y está dando muchísimo juego.

Uno de los aspectos que más destaca además en estos números es la forma en la que Azzarello superpone las diferentes tramas. Todas tienen su protagonismo y su espacio, permitiendo al lector conocer todos los puntos de vista. Esto hace que en ocasiones Wonder Woman quede un poco diluida entre tantos argumentos y, aunque se trata de un recurso casi obsoleto ya en el cómic norteamericano, se echa en falta de vez en cuando alguna voz en off o alguna secuencia un poco más introspectiva, centrada en los pensamientos y sentimientos de Diana ahora que estamos tan cerca del final. Su carácter, eso si, se demuestra en cada página, poniendo de manifiesto que estamos ante el enésimo ejemplo de que una mujer puede también ser la actriz principal y la cara visible de un cómic de acción y aventuras, algo que deberían tomar nota también las divisiones cinematográficas de las principales editoriales al otro lado del charco. El problema es que quizás, para nuestra desgracia, los productores de esas películas aún no están por la labor de hacer un movimiento tan destacado y optan por colocar versiones más sexualizadas y tópicas de los personajes en pantalla, como parece que ocurrirá en el caso que nos ocupa.

Azzarello y Chiang preparan el tablero para los movimientos finales de su etapa en Wonder Woman

Independientemente de ello, al menos, nos queda el consuelo de que estamos ante una etapa sobresaliente y que perdurará en la memoria de los lectores, junto a otras etapas de leyenda como la de George Pérez (que merecería una nueva reedición, por cierto). Azzarello consigue desprenderse además del sambenito que se le colocaba, de no saber tratar correctamente a los personaje de este género. Rompe los moldes en colaboración un dibujante, Cliff Chiang, que ha realizado en estos tres años el que es probablemente el mejor trabajo de su carrera apoyado en el también magnífico trabajo de Goran Sudžuka. Sus composiciones de página son sencillamente perfectas, con un estilo que mezcla la espectacularidad del estilo norteamericano con la narrativa europea, permitiendo a los personajes "respirar, en unos espacios que además están llenos de detalles. El color de Matthew Wilson le da un plus a la historia, convirtiéndose en una herramienta más para comunicar la propia historia.

El último volumen de la etapa de Azzarello, como anunció la propia ECC, estará en las tiendas el próximo marzo. Será el momento perfecto para echar la vista atrás y releer, con los nueve números ya en la estantería, un cómic magnífico y que en este 2015 tampoco nos cansaremos de recomendar.