La Atalaya del Vigía - Marvel Noir: Retorno al pasado Marvel Noir: Retorno al pasado
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Mediante un tomo integral que recoge todas sus aventuras publicadas hasta la fecha, Panini Comics recupera a Spiderman Noir, versión alternativa del Hombre Araña que en los últimos años ha alcanzado una gran popularidad gracias a su aparición en otros medios como el cine –Spiderman: Un Nuevo Universo (2018)- y el videojuego –Spiderman: Shattered Dimensions-. Pero dicho personaje solo es la cúspide de Marvel Noir, proyecto con el que hace una década la editorial se atrevió a presentar una nueva versión de los principales personajes de su universo reformulándolos a través del filtro de la serie negra clásica.
No era la primera vez que Marvel se embarcaba en un proyecto similar: iniciativas como la línea 2099, la miniserie 1602, la saga Marvel Zombies o el Mangaverse ya jugaban con la idea de ver como hubiese sido un universo Marvel cortado por el patrón de la ciencia ficción futurista, el Medievo, el terror zombie o el manga y anime japonés respectivamente. Pero la línea Noir parecía algo más apropiado ya que tanto la época como el género enlazaban la tradición del superhéroe con sus raíces primigenias en las revistas de género surgidas en los EE.UU. de la década de 1930. Publicaciones popularmente denominadas como pulp donde surgieron los primeros prototipos de superhéroes –La Sombra, Doc Savage, The Spider- pero también los cimientos del género policiaco en la obra de autores como Raymond Chandler, Dashiell Hammet o Mickey Spillane, convirtiendo a iconos como Sam Spade, Phillip Marlowe o Mike Hammer en una suerte de “tíos lejanos” de los primeros superhéroes del cómic.
Concebida inicialmente por el guionista David Hine como un especial pensado para publicarse en la línea MAX, su concepto de un Spiderman en los años de la Gran Depresión relacionado con el mundo del crimen organizado y sustituyendo los uniformes vistosos y las localizaciones fantásticas por la estética y ambientes del cine negro llamó la atención del entonces editor jefe Joe Quesada, quien decidió que el concepto tenía potencial suficiente para hacerse extensible a otros personajes. En 2009 se publicaría una primera tanda formada por cuatro miniseries protagonizadas respectivamente por las versiones “retro” de Spiderman, Daredevil, Lobezno y los X-Men. Al propio Hine y su versión de las andanzas de Peter Parker se sumaron Fred Van Lente, Stuart Moore y Alexander Irvine, guionistas de nuevo cuño que deconstruyeron los rasgos definitorios de dichos personajes para adecuarlos a los elementos típicos de esta nueva realidad.
Así las estrecheces económicas de Peter Parker y su familia son fruto de la Gran depresión, la Gata Negra ejerce como contrabandista de alcohol y villanos de este hombre araña como Kraven o el Buitre tienen su origen en los circos de fenómenos. Los X-Men conservan su condición marginados sociales en forma de una banda de delincuentes callejeros cuyas habilidades sobrehumanas nunca llegan a mostrarse realmente. Daredevil se convierte en un vigilante callejero que potencia aún más los rasgos noir del personaje asociados al mismo desde la definitoria etapa firmada por Frank Miller. Y finalmente la característica amnesia del mutante de las garras es utilizada como motor de una historia de intriga donde el propio pasado del personaje –utilizando la entonces reciente Lobezno: Origen- acaba por ser la clave. Una tramas perfiladas por una selección de dibujantes –Carmine Giandomenico, Tom Coker, C.P. Smith y Denis Calero- cuyo trazo característico se aleja lo más posible del spandex de colores brillantes y las ambientaciones fantásticas para aproximarse a la estética de claroscuros, sombras y ambientes urbanos decadentes que gracias al cine asociamos automáticamente con el género.
La iniciativa tuvo tanto éxito que automáticamente fue ampliada con dos miniseries más centradas en Luke Cage –por Mike Benson y Shawn Martinbrough- y Punisher –de Frank Tieri y Paul Azaceta- que utilizan la coyuntura de sus respectivos protagonistas para plantear relatos sobre la segregación racial o la connivencia entre crimen organizado y política de la época. Al año siguiente llegaría una segunda tanda de títulos con las secuelas de Spiderman y X-Men (a cargo de los mismos autores) así como una peculiar versión de Iron Man firmada por Scott Snyder y Manuel García cuyo planteamiento, más cercano a la aventura que al policiaco, recordaba al Rocketeer de Dave Stevens. El ya mentado Denis Calero firmaría en solitario un especial –Weapon-X Noir- centrado en el personaje de Rondador Nocturno cuyas andanzas como atracción cirquense tiene un ojo puesto en ese extraño y perturbador clásico cinematográfico llamado La Parada de los Monstruos (1932).
Esta segunda tanda puso fin al proyecto que, salvo las citadas apariciones posteriores de su particular versión de Spiderman –incluyendo el crossover Universo Spiderman o la miniserie Guerreros Araña- no ha vuelto a ser recuperado por la editorial. El resultado fue un interesante puñado de historias de una calidad media notable, siendo recordada con cariño por unos lectores que lamentan no ya que no se hayan seguido explorando las posibilidades de dicho universo, sino que sea relativamente difícil recuperar esos cómics ante la ausencia de nuevas ediciones. Y es que más allá de su condición de oficiales o alternativas, no conviene despreciar unos títulos que aun son capaces de presentar nuevas facetas argumentales y estéticas sobre unos personajes con décadas de rodaje a sus espaldas.
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