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La Atalaya del Vigía - Legión de Superhéroes: Keith Giffen y los cinco años después Comic Digital
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La Atalaya del Vigía - Legión de Superhéroes: Keith Giffen y los cinco años después

Llega la edición definitiva de esta recomendable serie

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 04/03/2021
La Atalaya del Vigía - Legión de Superhéroes: Keith Giffen y los cinco años después

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Tras una primera edición de lujo para coleccionistas editada vía crowdfunding, finalmente ECC Ediciones rescata en una serie de tres tomos una etapa muy especial de una serie ya de por sí especial: el volumen 4 de La Legión de Superhéroes, etapa capitaneada por Keith Giffen y conocida con el sobrenombre de Cinco Años Después en la que se daba un vuelco a uno de los títulos de culto del universo DC. Una etapa rompedora sin renegar de la amplia tradición de la cabecera que a día de hoy sigue siendo un referente no sólo a la hora de abordar a los personajes, sino también en lo referente al cómic de ciencia ficción cósmica.

Creada por Otto Binder y Al Plastino a finales de los años 50, la Legión nació como un grupo de héroes juveniles procedentes del siglo XXX inspirados por las legendarias hazañas de Superman durante su adolescencia, cuando era conocido como Superboy. La popularidad de sus constantes apariciones vía viaje temporal en la serie dedicada a este último (Adventure Comics) pronto dio pie a acabasen robándole el protagonismo y la propia cabecera fuese renombrada como Legión de Superhéroes, centrándose exclusivamente en el grupo y sus aventuras en ese lejano futuro donde sus miembros ejercían como representantes de diferentes mundos de una unión planetaria. Al trío de miembros originales formado por la telépata Saturn Girl, el eléctrico Chico Relámpago y el magnético Cósmico pronto se unieron nombres como el metamorfo Camaleón, el pétreo Block, el hiperinteligente Brainiac 5, el intangible Fantasma, el análogo de Superman Mon-El y docenas de personajes más cada uno con su propio poder distintivo o, como en el caso de Ultra Boy, varios poderes simultáneos pero solo utilizables de manera individual (sic).


La ambientación futurista de la serie permitía una libertad creativa que fue aprovechada por posteriores autores como Jerry Siegel, Roy Thomas, Curt Swan, Dave Cockrum o un jovencísimo (publicó su primer guión en la cabecera con… ¡14 años!) Jim Shooter para elaborar unas narraciones más ambiciosas que mostraban la evolución de unos personajes que maduraban y envejecían. A principios de los 80 se produjo un punto de inflexión con la llegada del equipo formado por el guionista Paul Levitz y el dibujante Keith Giffen. Durante tres años renovaron la serie con historias emblemáticas como la Saga de la Gran Oscuridad (que establecía al Darkseid del futuro como principal enemigo del grupo) mientras Giffen iba creciendo profesionalmente no solo como dibujante (evolucionando desde un estilo deudor de Jack Kirby para incluir a referentes tan exóticos como el argentino Juan Muñoz), sino que, animado por el propio Levitz, comenzó a aportar personajes y argumentos que hicieron que acabase siendo acreditado como co-guionista. Tras su marcha, Levitz continuaría la serie con otros dibujantes y una nueva numeración para potenciar el renovado éxito, con el propio Giffen retornando a la misma a finales de la década.


Sin embargo ese regreso que puso fin a la serie tras sesenta números era en realidad un nuevo principio. Avalado por el éxito de su relanzamiento de la Liga de la Justicia, la editorial ofreció a Giffen relanzar la Legión. Lejos de limitarse a continuar sin más su labor previa y gozando de total libertad creativa, Giffen propuso un nuevo enfoque ajustado al revisionismo del cómic adulto de la época. Mano a mano en los guiones con Tom y Mary Biernaum (un matrimonio que había formado un club de fans de la Legión y escrito varias historias del grupo en fanzines), Giffen se hizo cargo del argumento y el dibujo de un nuevo volumen que rompía con lo establecido. Ambientado cinco años después del final de la serie precedente, este nuevo volumen mostraba como el brillante y utópico futuro de la Legión se había sumido en el caos absoluto debido a una serie de acontecimientos no revelados. La propia Legión había sido disuelta y sus miembros se había separado y renunciado a sus uniformes y nombres clave. Circunstancia aprovechada por belicosas razas alienígenas como el Imperio Khund y los Dominadores para conquistar otros mundos, incluida la Tierra.


En ese nuevo futuro oscuro, sucio y violento, Giffen sigue a varios personajes en su intento de reformar la Legión y devolver a la moribunda unión de planetas su brillo perdido. Una historia de corte crepuscular tanto en lo argumental como en lo estético cercana al género bélico cargada de acción y donde el misterio de lo ocurrido durante ese fatídico lustro se va desvelando poco a poco. Un cambio de tono –si bien Giffen incluye sus característicos toques de humor- que generó reacciones adversas entre los fans de los personajes, pero que permitió a los guionistas incluir temas inéditos hasta la fecha como la homosexualidad e incluso la transexualidad en la descripción de alguno de los personajes. Asimismo, y en un ejercicio de metanarrativa que subraya el cambio de tono de la serie, otra de las tramas más conocidas de esta etapa nació cuando Giffen decidió recuperar vía salto temporal a la encarnación previa de la Legión, con todo su idealismo y luminosidad originales, y enfrentarla a su descreída y cansada versión actual. Una trama que se complicaría aun más debido a las consecuencias del reseteo de la continuidad de Superman por parte de John Byrne. Una circunstancia esta que obligaría a reescribir el origen del grupo para eliminar del mismo la figura de Superboy.


Gráficamente Giffen utilizó aquí una paleta más cruda acorde al tono de la historia, haciendo gala asimismo de una narrativa que aprovecha la planificación de página de nueve viñetas y abundantes textos de apoyo rebosantes de detalles en la línea del estilo popularizado por Watchmen. De este último título también tomó prestado el recurso de incluir en cada episodio material anexo (artículos periodísticos, documentos policiales) con datos relativos a ese fatídico lustro perdido. Una narrativa que se mantiene incluso cuando Giffen delegaba, ocasionalmente primero y totalmente a partir del #24, el apartado gráfico en manos de unos entonces jóvenes y prometedores sustitutos como Brandon Peterson, Chris Sprouse y Jason Pearson.


Giffen decidió cerrar su etapa en el #38 con una historia apropiadamente titulada The End, donde se narraba la liberación de la Tierra con un desolador giro final y que fue dibujada por Pearson en forma de textos en prosa con ilustraciones. No fue sin embargo el final de la serie, que continuaría su andadura de la mano del matrimonio Biernaum durante dos años más alternando su publicación cabeceras paralelas como Valor (protagonizada por un remozado Mon-El) y Legionarios (dedicada al equipo rescatado del pasado). Circunscribiéndose estrictamente a la aportación de Giffen, la publicación de este volumen 4 supone todo un acontecimiento. Por avatares del destino dicho material había permanecido inédito hasta la fecha en España, obligando al lector atraído por su reputación a acercarse al mismo por medios extranjeros y no siempre legales. La edición de ECC, a la altura de la calidad del contenido, supone por tanto una cita imprescindible para el aficionado al universo DC, ya sea legionario de pro o bien un recluta recién alistado.


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