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La Atalaya del Vigía - Longshot: Los afortunados disparos del azar Comic Digital

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La Atalaya del Vigía - Longshot: Los afortunados disparos del azar

Repasamos la historia del mutante más ochentero

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 24/04/2021
La Atalaya del Vigía - Longshot: Los afortunados disparos del azar

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La casualidad ha querido que entre las últimas novedades editoriales coincidan el trabajo más reciente de la guionista Ann Nocenti (Semillas) con la recuperación por parte de Panini Cómics de Longshot, su primera creación original y presentación de uno de los personajes más singulares del universo Marvel. Y es que la casualidad es precisamente uno de los rasgos definitorios de este personaje cuya trayectoria editorial, tan irregular como interesante, parece transcurrir a base de golpes de suerte.

Longshot apareció por primera vez en 1985 en la miniserie homónima que supuso la consagración como guionista de Nocenti, una antigua periodista que ejercía como editora del mismísimo Chris Claremont en X-Men y cuya trayectoria previa como guionista se limitaba a números de relleno en series como SpiderWoman y Dr. Extraño. Animada por el patriarca mutante, Nocenti presentó su propuesta para un personaje de creación propia y la editorial le asignó como dibujante a un joven desconocido llamado Arthur Adams. Ambos presentaron a Longshot, un alienígena con forma humanoide (aunque con rasgos aberrantes como tener solo cuatro dedos o un esqueleto hecho de huesos huecos que le permite mayor agilidad y rapidez) que llega a la Tierra desde una dimensión alternativa llamada Mundomojo, gobernada por una raza de obesos seres invertebrados que esclavizan a los humanoides obligándoles a protagonizar peligrosas producciones televisivas para su entretenimiento. Privado de su memoria y perseguido por peligrosas criaturas procedentes de su mundo como el demente y repulsivo dictador Mojo y su sirviente Espiral (una sádica humanoide de seis brazos que parece tener especial inquina hacia el protagonista), el amnésico protagonista vive una serie de aventuras mientras intenta encontrar su pasado en las que utiliza su talento especial, consistente en manipular la suerte a su favor y que se manifiesta con un llamativo brillo en su ojo izquierdo.


Nacido en plena época de la reinvención adulta y oscura del cómic de superhéroes USA, Longshot resultaba llamativo por ir en dirección contraria. Frente al carácter torturado y agresivo de otros héroes, Nocenti dotó al protagonista de una personalidad inocente y un carácter simpático propio de un niño que sólo busca divertirse. Y frente a los físicos musculados y de gesto severo, Adams le dio un tono juvenil, inspirándose en el físico y el peinado del cantante de pop británico Limahl. Los propios poderes del protagonista dependían asimismo de su carácter afable, funcionando cuando sus motivaciones eran puras y desinteresadas pero volviéndose en su contra cuando respondían a razones egoístas o dañinas. Pese a esto, la tendencia de Nocenti a utilizar el entretenimiento de ficción como herramienta para la crítica social hace ya aquí su aparición, involucrando a Longshot en historias que incluyen elementos como el secuestro infantil, el abuso por parte de compañías privadas de recursos públicos, la manipulación de la gente por parte de las religiones organizadas o una fuerte crítica apenas velada al consumo excesivo de TV mediante esa repulsiva visión de la sociedad liderada por Mojo.


Si bien su labor en la miniserie supuso el trampolín profesional para la guionista –que poco después confirmaría con su estupenda etapa en Daredevil-, el verdadero boom mediático fue desarrollado en torno al semidebutante Arthur Adams. Su expresivo y detallado dibujo, con claras y reconocidas influencias de Michael Golden y Walter Simonson, no solo le convirtió en uno de los autores más cotizados del momento, sino que influenció decisivamente en una serie de jóvenes dibujantes como Jim Lee, Todd McFarlane o Rob Liefeld que iban a cambiar irremediablemente el cómic mainstream USA.

Ambientada dentro del universo Marvel –como confirman las apariciones de Hulka, Spiderman y el Dr. Extraño-, la miniserie presentaba un nuevo escenario lleno de posibilidades por explorar mediante ese “Mojoverso” al que Longhsot regresaba al final de la historia acompañado por su amiga humana, la intrépida especialista de cine Rita Carambola (un personaje basado físicamente en la propia Nocenti). Sin embargo no fue su creadora la que recogió los frutos de dicha cosecha sino el ya mentado Chris Claremont, quien integró al personaje dentro de los X-Men, primero en un anual dibujado por el propio Adams y luego en la serie regular durante la etapa ilustrada por Marc Silvestri. Allí, un Longshot de nuevo con problemas de memoria reaparecía en nuestro mundo y acababa formando parte del grupo mutante, convirtiéndose de paso en vértice de un triángulo amoroso formado junto a Dazzler y Pícara que llegó a tener en vilo a los fans.


Tras tres años acompañando al grupo mutante durante su periplo australiano finalmente Longshot regresó a su mundo con la idea que sus aventuras fuesen retomadas por Nocenti y Adams. Sin embargo otros proyectos de la guionista y la irregular constancia del dibujante fueron postergando dicho proyecto sin fecha pese a que cabeceras como Excalibur y X-Force utilizaban conceptos relacionados con Mundomojo hasta el punto de presentar un remedo más duro y violento del propio Longshot mediante el personaje de Estrella Rota. Fue Fabian Nicieza, co-creador de esta último, quien finalmente retomaría toda esa línea argumental en 1992 mediante Shattershot, evento que comprendía los anuales de cuatro cabeceras mutantes –X-Men, Uncanny X-Men, X-Factor y X-Force- donde los mutantes viajaban a Mundomojo para participar en la rebelión contra su gobernante. Un plantel de dibujantes famosos aun en pañales –Jae Lee, Joe Quesada, Greg Capullo, Adam Hughes- para una historia que realizaba algunas atrevidas modificaciones de los conceptos planteados por Nocenti (como el origen de Espiral) y donde el teórico protagonista prácticamente quedaba en segundo plano, dejando más incógnitas que respuestas como la de ese hijo que Longhsot y una embarazada Dazzler estaban esperando.


Hubo que esperar hasta finales de los noventa para que el personaje reapareciese mediante un especial. Sin embargo la autoría del mismo no correspondía a los prometidos Nocenti y Adams, sino a J.M. Dematteis y Michael Zulli. Bien por falta de interés bien para evitar bregar con la ya entonces liosa cronología del personaje, este interesante tándem creativo se limitó a facturar una curiosa aventura donde un de nuevo desmemoriado Longshot reaparece en nuestro mundo, esta vez en un pueblo rural, junto a una peligrosa criatura llegada de Mundomojo. La diferencia es que el protagonista parecía haber perdido su don para la suerte, el cual debe recuperar con la ayuda de los pintorescos habitantes del lugar antes de que sea demasiado tarde. El resultado fue una curiosa aventura narrada con reminiscencias a los cuentos infantiles –y más en concreto a El Mago de Oz- que recordaba a los lectores la esencia original del personaje pero continuaba sin dar ninguna respuesta en torno a las incógnitas sobre el mismo.


Tras otro largo periodo de ausencia, finalmente Longshot sería recuperado primero en la serie de Los Exiliados –donde volvió brevemente a ser escrito por Claremont- y como miembro del X-Factor de Peter David, guionista que supo sacar jocoso partido tanto del carácter inocente del personaje como de las posibilidades argumentales de su peculiar superpoder. Sería el propio David quien finalmente lograría encajar las numerosas y contradictorias piezas de su historia -la relación con Dazzler, su teórico vínculo con Estrella Rota, el misterio de su autentico origen- en una resolución tan ingeniosa como impactante. Desgraciadamente desde el cierre de esta última serie en 2013, el personaje ha vuelto a caer en un limbo editorial del que de momento no parece poder volver a salir. La reedición de su miniserie original quizá sirva para que los lectores más recientes puedan descubrir un personaje y unos atrevidos conceptos cuyo potencial aun sigue ahí, esperando otro golpe de suerte para ser explotado.


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