Heroínas de carne, hueso y férrea voluntad

O de cómo la postmujer le robó protagonismo al superhéroe

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Es así como, poco a poco, los límites entre buenas y malas parecen diluirse, ganando el arquetipo heroico terreno a los estereotipos de género. El parecerlo ya no es tan importante; sin embargo, las nuevas generaciones apenas caen en la cuenta de las guerras ganadas por sus predecesoras y ven como naturales las conquistas simbólicas del pasado. Este es el caso de las heroínas que forman parte de The Runaways, la serie teen de Marvel en la que se dan cita una bruja, una alien, una mutante y una erudita vinculada a una mascota letal.

Y es que, que a la extraterrestre le gusten las chicas en esta serie no se ve como un suceso excepcional; que la líder sea una bruja con tintes fetichistas a lo gothic lolita intimida a la vez que sugiere; y que la más pequeña del grupo sea, a su vez, la más fuerte son las pruebas hechas cómic de que en la representación superheroica protagonizada por niñas, chicas y mujeres algo se está avanzando. Pero todavía queda un enorme potencial por desarrollar.

De segundo, venganza

Otro de los más recientes ejemplos de poder, género y juventud con reflejo cinematográfico corre a cuenta de Mark Millar y su hiperbólica Hit Girl, de Kick Ass (Panini, 2010). Una máquina de matar con cuerpo de niña que pone sobre la mesa la importancia de una formación adecuada en autodefensa desde la más tierna infancia. Como apunta Virgine Despentes en el ensayo Teoría King Kong (Melusina, 2007) y rubrica Quentin Tarantino en Death Proof, la venganza femenina, violenta y sin contemplaciones, es un terreno todavia virgen en el mainstream.

Tanto en películas tipo La Teniente O´Neill, de Ridley Scott, como en las franquicias Tomb Raider y Resident Evil, o en lo relatos protagonizadas por heroínas post-humanas del estilo de Batwoman, queda patente la importancia del entrenamiento militar en el ámbito de la paridad simbólica. El cuerpo concebido como arma y la heroína entendida como soldado. Nunca más la víctima mientras quede aire en los pulmones.

El crítico Jordi Costa dijo sobre Salt, la protagonista de la pelicula de Phillip Noyce estrenada el pasado verano y protagonizada por Angelina Jolie, que era "un Jason Bourne con ovarios. Es decir, la respuesta femenina al arquetipo que ha marcado el último salto evolutivo del género [de espías]". En el caso de las heroínas de cómic el salto no se limita a un mero cambio de sexo, sino que se enmarca en un afán de empoderamiento que busca eludir el cliché romántico heterosexual y la objetualización inherente a este discurso. La alternativa, como ya es tradición, se encuentra en los márgenes. El contagio al cómic mainstream es solo cuestión de tiempo.

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