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La Atalaya del Vigía - Los Eternos: La larga y accidentada historia oculta del universo Marvel Comic Digital
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La Atalaya del Vigía - Los Eternos: La larga y accidentada historia oculta del universo Marvel

Analizamos la andadura editorial de este inusual grupo de personajes

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 10/06/2021
La Atalaya del Vigía - Los Eternos: La larga y accidentada historia oculta del universo Marvel

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El próximo estreno de Eternals (2021) además de abrir un nuevo territorio al Universo Cinemático Marvel ha servido para conceder de nuevo serie regular a una de las creaciones más paradójicas de Marvel. Paradójica por cuanto constituyen uno de los pilares sobre los que se vertebra toda la continuidad de su universo de ficción pero, al mismo tiempo, se trata de unos personajes que ya desde su primera aparición se han caracterizado por una irregular trayectoria editorial llena de altibajos y periodos en blanco que los ha convertido a su pesar en objeto de culto, dejándoles muy lejos del nivel de popularidad y repercusión de X-Men, Vengadores o 4 Fantásticos.

Los Eternos cuentan con el pedigrí de haber sido creados nada menos que por Jack Kirby en su regreso a Marvel después de su interesante (en lo creativo) pero frustrante (en lo comercial) etapa en DC Comics a principios de los setenta. Gozando esta vez de un control creativo total tanto al guión como al dibujo, en esta nueva etapa Kirby retomaría antiguas creaciones como Pantera Negra y Capitán América pero también aportaría creaciones de nuevo cuño, siendo la más ambiciosa la que nos ocupa. Fuertemente influenciado por películas como 2001: Una Odisea en el Espacio (1968) –cuya adaptación al cómic firmó él mismo- y la lectura de los libros pseudocientíficos firmados por Erich Von Daniken en los que se especulaba con una posible fuente extraterrestre como origen de la vida en la Tierra en general y la raza humana en particular, Kirby crearía toda una cosmogonía sobre una avanzada civilización de seres sobrehumanos que habitaban en secreto entre nosotros desde tiempos inmemoriales, parte a su vez de un conflicto que involucraba a otras razas como los todopoderosos Celestiales y los monstruosos Desviantes.


En realidad no era la primera vez que El Rey manejaba este tipo de conceptos. Previamente Los Inhumanos en la propia Marvel o sus historias sobre El Cuarto Mundo para DC ya mostraban varias características muy similares a las presentadas en el primer número de Eternos publicado con fecha de 1976. De hecho más allá de sus poderes o del llamativo aspecto visual de su diseño, personajes como Ikaris, Thena, Sersi, Makkari, Zuras o Ajak no dejaban de repetir los mismos esquemas que Rayo Negro y sus súbditos mientras toda la mitología extraterrestre era una suerte de variación de las luchas entre Nueva Génesis y Apokolipsis. A la tercera era la vencida, debió pensar Kirby, que salvo por la esporádica aparición de algún personaje (agentes de S.H.I.E.L.D. o un falso Hulk robótico), desarrolló sus tramas para la serie de forma casi autónoma respecto al resto del universo Marvel. Por desgracia, como ya le había pasado con su epopeya en DC, las ventas no acompañaron y tras diecinueve números y un anual la editorial canceló la serie.


Kirby nunca volvió a tocar los personajes, abandonando pocos meses después la editorial por tercera y última vez, pero su aportación no caería en saco roto. Poco después Roy Thomas, siempre predispuesto a dar cohesión interna al universo Marvel, retomaría los personajes y su particular mitología primigenia en las páginas de la serie de Thor mediante una extensa saga de los sobre Celestiales, estableciendo ya de forma directa lazos entre las nuevas creaciones de Kirby y el resto de la editorial y anclando a los Eternos como un pilar esencial de la continuidad. Sin embargo su viabilidad comercial era otro cantar, dando inicio en los años siguientes a una sucesión intermitente de intentos de relanzamiento.


El primero de ellos tuvo lugar a mediados de los ochenta en una nueva cabecera escrita por Peter B. Gillis que buscaba dar a los personajes un tono mucho menos mitológico y más cercano al de un cómic de superhéroes convencional. Eso y el continuo baile de dibujantes al que se vio sometido la cabecera desde un principio (pese a incluir nombre tan estimables como los de Walter Simonson o Sal Buscema) contribuyó a que esta segunda serie echase el cierre tras solo doce números. Durante los 90, y en paralelo a la aparición de varios Eternos en series como Los Vengadores o Héroes de Alquiler, hubo dos intentos de relanzamiento en forma de especiales en 1991 y 2000 firmados por Roy Thomas y Mark Texeira y John Higgins y Joe Bennett respectivamente que pasaron completamente desapercibidos. Otro tanto paso con The Eternal, serie firmada por Chuck Austen y Kev Walker y perteneciente a la línea MAX. Situada fuera de la continuidad tradicional, su enfoque violento y de trasfondo bíblico (sic) fue denostado por los lectores llevando a su cancelación tras seis entregas.


Prácticamente olvidados en el fondo del cajón en 2007, cuando ya nadie lo esperaba, la editorial tiro la casa por la ventana anunciando una nueva serie a cargo de un equipo creativo de lujo: nada menos que Neil Gaiman y John Romita Jr. Planteada como una miniserie de seis entregas (acabaron siendo siete), esta nueva historia estaba firmemente anclada en la continuidad previa pero, al mismo tiempo, suponía una tábula rasa para aquellos que se acercasen por primeras vez a los personajes. Lo hacía mediante una trama por la que la mayoría de los Eternos habían perdido su memoria y vivían entre los humanos como personas normales sin conciencia de su propia naturaleza o recuerdos de su extensa vida pasada. El misterio en torno a dicha amnesia junto a la amenaza de los Desviantes y el regreso de los Celestiales servían de motor a una trama donde los protagonistas buscan al resto de los suyos para “despertarles”, presentándose de esa forma tanto a sí mismos como a unos lectores que igualmente les habían olvidado. Gaiman efectuaba así una ingeniosa pirueta metanarrativa al tiempo que lograba dar un enfoque nuevo y actual al concepto original. Y todo ello de manera que el resultado, tanto a guión como especialmente al dibujo (esos personajes de formas tan rotundas y coloridas) resultaba tremendamente respetuoso con el trabajo de Kirby.


El éxito de la miniserie se tradujo en una nueva cabecera regular que continuaba lo narrado en aquella. Los televisivos Daniel y Charles Knauf fueron los encargados de prolongar las tramas iniciadas por Gaiman mientras que el apartado gráfico corría a cargo de un espectacular Daniel Acuña. Desgraciadamente pese a la solvente labor del trío las ventas de nuevo tampoco acompañaron y este tercer volumen acabaría echando el cierre tras solo nueve entregas y un anual. Desde entonces los Eternos han vuelto a las sombras de la historia de Marvel, solo ocasionalmente interrumpidas por apariciones esporádicas en series como Hulk y Vengadores pese a que toda su imaginería alienígena e historia primordial han sido ampliamente asimiladas y expandidas por otros autores, sentando la base argumental para por títulos ajenos como Tierra-X o S.H.I.E.L.D. de Jonathan Hickman, pasando por buena parte de las series del apartado cósmico. A falta de ver el rendimiento de su versión fílmica –a priori una de las apuestas más arriesgadas de la Marvel cinematográfica- el reciente estreno de una nueva serie regular, esta vez firmada por Kieron Gillen y Esac Ribic hace presagiar, por primera vez en mucho tiempo, un interesante futuro para los Eternos.


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