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Superman: Hijo Rojo Comic Digital
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"Eres tan desagradable que incluso yo estoy impresionada. ¿Visitas también orfanatos para contarle a los niños que no existe Santa Claus?" Emma Frost a Agente Brand / Astonishing X-Men #22
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Superman: Hijo Rojo

De cómo el camarada Kal-El se alzó, gobernó y cayó

Un artículo de Elisa G. McCausland - Introducido el 24/04/2009
Superman: Hijo Rojo
Superman: Hijo Rojo Estados Unidos - 2003
Guionista:Mark Millar
Dibujante:Dave Johnson
Editorial:Planeta - 160 páginas - color Precio:15,95
PUNTUACION
4,5/5
¿Qué hubiera pasado si la nave procedente del planeta Krypton en la que viajaba Kal-El, en vez de aterrizar en Kansas, se hubiera estrellado en la URSS? La respuesta la encontrarán en la nueva edición que Planeta hace de este cómic, destinado a convertirse en un clásico de los “que pasaría si...”.

El sueño de todo creador cuando aterriza en un título emblemático es que le den carta blanca. Si eso no ocurre, la segunda mejor opción está en que le permitan ubicar al héroe de turno en un entorno onírico o realidad paralela para sacarle todo el jugo que le sea posible; eso sí, sin correr riesgos. Esta estimulante opción se conoce en DC como “Elseworlds” – u “otros mundos”-, sello donde se ubican títulos como este Superman: Hijo Rojo que ahora se reedita. Esta obra cuenta con el irreverente Mark Millar como responsable del guión y Dave Johnson, junto a Killian Plunkett, a los lápices, un equipo creativo resolutivo y, en cierto sentido, sorprendente, padres todos ellos de un cómic de esos que permiten múltiples lecturas.

He is watching you


¿Qué hubiera pasado si la nave procedente del planeta Krypton en la que viajaba Kal-El, en vez de aterrizar en Kansas, se hubiera estrellado en la URSS? La sinopsis es, por lo menos, sugerente. Tras plantear la propuesta de partida, Millar se dedica en las páginas de este “otros mundos” a reescribir la historia última de la Humanidad y, de paso, la del superhéroe ligado al “modo de vida americano”.
Una Wonder Woman “guerrera social” luchará del lado soviético, mientras Batman se encargará de poner el contrapunto “anárquico” que cuestione la política restrictiva y autoritaria del héroe. Irónicamente, el detective con tendencias fascistas es, en esta ocasión, el personaje que intenta convencer a Superman de que la ilusión de una seguridad constante no debe empujarle a coartar la libertad esencial del ser humano. O, lo que es lo mismo, que su sistema orwelliano de control social se da de bruces con el derechos al libre albedrío.

Por su parte, Lex Luthor, científico ambicioso y capitalista convencido, encarnará la sucia alternativa, la fea cara al otro lado del telón de acero que, además de cuestionar la labor del camarada Kal-El, se atreverá a compartir lecho con la periodista del Daily Planet, Lois Lane.

Estética al servicio del mensaje


Los diseños de Dave Johnson y Killian Plunkett proyectan esa intencionada redefinición del héroe: Portadas a la manera de la cartelería soviética, la sustitución de la icónica “S” de Superman por la hoz y el martillo o el uso intencionado del color rojo (combinando con el gris y el negro) en escenarios y uniformes. Pero, lo que a priori pudiera parecer una excusa, un pretexto, un juego meramente estético, se convierte por obra y gracia de Mark Millar en un experimento prodigioso, en una aventura política donde el científico le gana la partida al superhéroe.

No hay propaganda, tampoco complacencia; lo que tenemos aquí es una lúcida reflexión del clima político y social estadounidense después del 11-S. Tal y como señala Tom DeSanto - guionista de la película X-Men- en el prólogo de la edición de 2003: En manos de un escritor menor habría caído en los tópicos propagandísticos ‘americano-bueno’, ‘soviético-malo’. Gracias a dios, Mark Millar no lo es. Y, gracias a dios, su color favorito es el gris.


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