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test Batman: La Era Oscura Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"Lo esencial en un cómic sucede entre las viñetas" Zeina Abirached (Escritora de El Juego de las Golondrinas)
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Batman: La Era Oscura

Nueva edición para esta recomendable miniserie

Un artículo de Redacción - Introducido el 17/09/2025

Pocas veces una obra llega con tanta carga extratextual como Batman: La Era Oscura. El volumen que Panini ha decidido publicar en un tomo cuidado y de gran formato arrastra tras de sí un historial editorial accidentado: la frustrada edición de ECC, interrumpida por el propio ocaso de la editorial con el sello de DC, dejó a muchos lectores a medias. Ahora, Panini ha decidido completar la historia, en una edición que parece una declaración de intenciones: sobrecubiertas elegantes, reproducción impecable del color y un apartado de extras que refuerza esa sensación de estar ante algo con peso.

Si en Superman: La Era Espacial, Mark Russell y los Allred exploraban la fragilidad de un mundo condenado a perecer bajo el cataclismo de Crisis en Tierras Infinitas, aquí el foco se desplaza hacia Gotham y su caballero oscuro. La fórmula se repite, pero el tono cambia: donde el kryptoniano era un espectador impotente del apocalipsis, el Batman de Russell se convierte en testigo de una ciudad que se devora a sí misma, consumida por la codicia, la corrupción y la miseria. Un Bruce Wayne envejecido recuerda sus inicios desde un asilo, en un ejercicio de memoria que permite al guionista reconfigurar las piezas clásicas del mito sin perder la familiaridad del canon.

Russell escribe con la misma contundencia que lo convirtió en autor de culto con Los Picapiedra: sus críticas sociales son directas, casi didácticas, y no dejan espacio a la ambigüedad. Gotham se erige como un espejo deformante de los excesos del capitalismo tardío, y los villanos de siempre se convierten en caricaturas reconocibles de males muy reales: desahucios, drogas, desigualdad, corrupción política y económica. Puede sonar obvio, incluso dogmático, pero el autor lo hace con un tono cercano, casi de colega que comparte una cerveza y constata lo evidente. Esa sinceridad desarma y otorga a la obra una energía distinta de la que suele dominar en el cómic mainstream de superhéroes.


El apartado gráfico de los Allred intensifica ese efecto. Su estilo colorista, de líneas gruesas y figuras estilizadas, parece en principio chocar con la densidad del discurso. Pero ahí radica parte de la clave de este éxito: los ojos tristes de Batman en contraste con el cromatismo alegre generan una tensión constante, como si la propia obra quisiera recordarnos que incluso en la podredumbre puede haber belleza. Hay momentos en que la composición pierde solidez —personajes que parecen flotar en escenarios poco definidos—, pero lo compensan con la expresividad de los rostros, la energía de sus texturas y una capacidad singular para humanizar incluso a los villanos más desquiciados de la franquicia.

Al final, esta propuesta funciona como una suerte de fábula moderna, con un pie en la tradición del Otros Mundos y otro en la crítica social más descarnada. No es un cómic cómodo ni pretende serlo: Russell golpea donde quiere y los Allred envuelven el mazazo en un envoltorio pop que lo hace aún más perturbador. El mensaje, pese a lo evidente, cala: incluso en un mundo podrido hay resquicios de esperanza, aunque sea una esperanza frágil, casi irónica. Y en esa paradoja, en esa convivencia entre luz y sombra, es donde esta obra encuentra su verdadera fuerza.


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