Una Muerte en la Familia: Robin Vive Un final diferente

Una Muerte en la Familia: Robin Vive USA - 2025 Guionista:J. M. DeMatteis Dibujante:Rick Leonardi
Editorial:Panini Cómics -
96 páginas - color
Precio:9,95€
Jason Todd siempre ha cargado con una doble condena, la de su turbulento origen como personaje y la de su recepción entre los lectores. Concebido por Gerry Conway y Don Newton en 1983 para heredar el rol de Robin tras la emancipación de Dick Grayson con los Titanes, Jason nació marcado por una personalidad áspera y un carácter poco dado a la simpatía inmediata. Esa falta de conexión con el público desembocó en una decisión insólita por parte de DC para realizar una encuesta telefónica que entregó a los fans el destino del muchacho y que acabó sellando su muerte a golpes del Joker en Una Muerte en la Familia, una de las heridas más profundas en la trayectoria de Batman.
Décadas después, Todd fue resucitado como Capucha Roja, primero como adversario violento y más tarde como aliado incómodo. Sin embargo durante años permaneció latente una pregunta qué habría pasado si aquel fatídico veredicto de los lectores hubiese sido distinto. Esa es la premisa de Una Muerte en la Familia: Robin Vive, relato firmado por J M DeMatteis y Rick Leonardi que explora la realidad que comienza con un Robin convaleciente física y emocionalmente y un Batman atrapado en el remordimiento de haberlo puesto en peligro, mientras la amenaza incesante del Joker reaparece para desestabilizar cualquier atisbo de equilibrio.
La propuesta pertenece a esa tradición de realidades alternativas que desde Otros Mundos hasta el Multiverso Oscuro han jugado con las piezas del mito para mostrar bifurcaciones posibles. El problema surge cuando el experimento no aporta nada que no se haya transitado ya. DeMatteis articula un guión correcto pero anclado en referentes que resultan demasiado familiares: el Batman abrumado por la culpa, el Robin que se enfrenta a su identidad quebrada, el eterno retorno del Joker como catalizador del trauma... Ideas que han encontrado expresiones más ambiciosas en múltiples obras previas.
A pesar de esa falta de originalidad, el tebeo se sostiene como lectura ligera y no pretende desautorizar la obra seminal de Jim Starlin. El trazo de Leonardi dota al relato de una agilidad visual reconocible con una estética clásica que acompaña bien el tono de la historia. Su narrativa gráfica evita el artificio innecesario y recupera cierta limpieza compositiva que hoy resulta casi nostálgica en un mercado saturado de excesos estilísticos.
En definitiva, Robin Vive se percibe más como un ejercicio de curiosidad editorial que como una aportación trascendente a la mitología de Batman. Entretenido en su brevedad y honesto en su planteamiento aunque incapaz de dejar huella más allá de la anécdota. Es un recordatorio de que no todos los caminos alternativos llevan a destinos reveladores y de que la fuerza de los mitos reside tanto en lo que fue contado como en aquello que se decidió dejar atrás.
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